viernes, 21 de abril de 2017

DON MÁXIMO MARTÍN Y MARTÍN, RECORDADO DOCTOR DE LOS NIÑOS (I)



Foto correspondiente al año 1959, boda de mi vecina y amiga de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; Genoveva Fariña Hernández (fallecida). Vemos al recordado doctor don Máximo Martín y Martín muy sonriente acompañado por su segunda esposa doña María Victoria Machado.
La señora sentada por la derecha es mi tía Esperanza Rodríguez Fernández, al lado y de espalda dos sacerdotes salesianos, don José Rodríguez y don Antonio Montero Marroquí, entonces director y prefecto del Colegio de San Isidro de La Villa de La Orotava.

Conocí al doctor don Máximo Martín y Martín, cuando era un niño en casa de mis padres en la calle El Calvario de la Villa de La Orotava. Era el médico de mi familia, un hombre del pueblo, solidario, acogedor y campechano. Operó de la apendicitis a mi hermana Fina en su clínica Nuestra señora de Las Nieves ubicada entonces en la calle de San Juan, también operó a mi cuñado Alejandro González de Chaves y Díaz hermano de mi mujer Antonia María González de Chaves y Díaz cuando solo tenía tres o cuatro años.
Atendió a mi padre Juan Álvarez Díaz a lo largo de su enfermedad, una trombosis que le sobrevino cuando solo tenía cuarenta años de edad, siempre estuvo a su disposición hasta el día de su muerte acaecida el día 27 de octubre del año 1965, con 57 años.
Sabía que el doctor don Máximo Martín y Martín  procedía de la isla de La Palma, había estudiado en Madrid y Salamanca, casó en primera nupcias con la polifacética dama orotavense Doña Nieves Lugo y Viñas y Benítez de Lugo, de cuyo matrimonio tuvo cinco hijos: Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y Miguel Ángel. Y en segunda nupcias al fallecimiento de su primera esposa con Doña María Victoria Machado, con la que no tuvo descendencia alguna.
Popularmente tenía su consulta en el patio de la casa de su suegro el naturalista y amigo del árbol el orotavense – palmero Don Antonio Lugo Viñas y Massieu, en la calle de La Hoya 37, hoy Hermano Apolinar.
Su primera mujer, era una especialista en todos los deberes hogareños, en especial destacaba, en las fotografías, pintura, música y en el cine, en este séptimo arte llegó a hacer una encantadora película de cinta y proyector súper 8 (pasada actualmente a video) con un guión de escenas infantiles titulada “LA SORTIJA ENCANTADA”. Fue madrina primero de la Banda de Música Municipal de La Orotava y después de la Banda de música de la Agrupación Musical Orotava, donándole un óleo de la patrona Santa Cecilia que veló basándose de un cuadro igual que se conserva en la casa del músico Juan José Villar en el Barranquillo. El óleo habita en el cuarto de ensayo de la banda de música, en el actual parque cultural de Doña Chana, en la época de la Banda Municipal lo sacaban en procesión en unas andas de madera en forma de una lira musical. Posteriormente donó una pequeña imagen de Santa Cecilia que los músicos procesionan en la actualidad. Su hija María Candelaria ostenta el cargo de madrina perpetua de la Banda de Música de la Agrupación Musical Orotava que le legó su madre.
Doña Nieves fue fiel compañera de Don Máximo su esposo en todos los trabajos referentes a la medicina, falleció muy joven cuando aún todavía empezaba a disfrutar de su vida.
Du hija María Nieves Martín y Lugo Viñas en el mes de junio del año 1956 se convirtió en la primera Romera Mayor de la Romería de San Isidro y Santa María de la Cabeza de la Villa, elegida en el transcurso del baile de mago celebrado en dicha sociedad en la antigua sede de la calle de San Agustín. Su hijo mayor Máximo Martín y Lugo Viñas continuó la trayectoria de su padre, estudiando medicinas en Madrid y especializándose en enfermedades del abdomen.
El recordado Doctor Don Máximo Martín y Martín, por ser un hombre del pueblo, solidario y preocupado por todos los orotavenses menesterosos y sobre todo por los entonces niños. Siempre he manifestado que al doctor don Máximo Martín y Martín oriundo de la isla bonita de La Palma, necesitaba un merecido homenaje popular del Pueblo de la Orotava.
Cuando su hija María Candelaria Martín y Lugo Viñas me vino a pedir la firma para solicitar del excelentísimo Ayuntamiento orotavense una calle para su padre, le indiqué que lo ideal sería convertir en Paseo del doctor don Máximo Martín y Martín, la vía de la parte izquierda de la Plaza de San Francisco (obra y diseño de su abuelo don Antonio), del Sur al Norte, allí entonces estuvieron las fabricas de gaseosas ANDOMI, la fábrica de mosaicos de don Adolfo Herreros, zapatería de maestro Pedro, una Herrería y el Molino de gofio de San Francisco. Como ese entorno es lo que más transcurrió profesionalmente el doctor desde su despacho de su casa de la calle La Hoya (Hermano Apolinar), su clínica de Nuestra Señora de Las Nieves de la calle San Juan, hasta la casa de Socorro en el entresuelo de San Francisco y el Hospital de la Santísima Trinidad, pensé que era el mejor regalo que el pueblo de La Orotava le ofrecía. Al final se aprobó por unanimidad de los grupos que forman el pleno del Ayuntamiento homenajearlo cerca de ese hábitat con la colocación de una placa en la esquina de la mansión que habitó, actualmente propiedad municipal en las calles; La Hoya y San Francisco. En este sentido, creo que más vale algo que nada, pues a don Máximo Martín y Martín se le merece tanto la colocación de una plaza como el nombre de una calle.
Solo me he limitado a hablar del inolvidable y solidario doctor don Máximo Martín y Martín, tal como le conocí desde que era un niño. A continuación querido lectores pueden leer su vida curricular y profesional que el amigo Isidoro Sánchez García discursó el pasado jueves 28 de junio 2012 en el descubrir de una placa conmemorativa en su honor. Desde hace tiempo, estoy esperando datos biográfico de este recordado e inolvidable doctor palmero orotavense don Máximo Martín y Martín, por parte de su hijo menor Miguel Ángel Martín y Lugo Viñas. Siempre que me lo tropezaba por las calles de la Orotava se lo recordaba, me pedía el teléfono, pero nunca me llegaban. De cualquier modo su biografía está ahí, y se presentó en el ayuntamiento orotavense. Me alegro que los trámites y el trabajo realizado por los familiares y por el amigo Isidoro Sánchez García tengan sus frutos y esperanzas. Puesto que don Máximo Martín y Martin, a parte de su inmensa labor sanitaria en la villa, actuó también en el nacimiento de la facultad de medicina de la universidad de la Laguna, en encomendar a muchos hijos de La Orotava a los estudios de la ciencias médicas, tanto en lo que a doctores se refiere como a practicantes sanitarios, enfermeros e incluso apadrinó a muchos en la administración del Cabildo Insular de Tenerife.
Don Máximo Martín y Martín que llegó a la Orotava recomendado por el entonces alcalde de la localidad palmera de San Andrés y Sauce al que iba a ser su futuro suegro don Antonio Lugo y Viña y Massieu, empezó a trabajar como director de la Casa de Socorro de la Villa. Inaugurada en el año 1934 que gran servicio socio - sanitario presto al Valle de La Orotava durante muchísimas décadas del siglo XX. En el evento participaron los señores: Leoncio Estévez Luís “comisario municipal y presidente de la Cruz Roja Local”, Gerardo Martín Herreras “médico”, Felipe Hernández y Hernández “practicante”, Antonio Martínez Casañas “médico”, Tomás Cerviá “médico”, Pedro Melián “practicante”, Félix Sosa Hernández “Concejal”, Lucio Illada Quintero “Teniente de Alcalde”, Manuel González Pérez “Alcalde”, Jerónimo Carrillo “concejal”, Feliciano Jerez Veguero “médico”,  y Miguel Rodríguez Vivas “médico”.
Apuntes que leyó mi amigo de la infancia de la calle El Calvario de La Villa de La Orotava; Isidoro Sánchez García, en el acto homenaje al recordado doctor don Máximo Martín y Martín, el jueves 28 de junio del 2012: “… Ilustre Sr. Alcalde del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava. Señores miembros de la Corporación, familiares y amigos de don Máximo, señoras y señores. En febrero de 2011 tuve la satisfacción de proponerle al Ayuntamiento de esta Villa de La Orotava, en nombre propio, de los familiares y de algunos ciudadanos que hoy nos acompañan, la incoación de un expediente para que reconociera oficialmente de acuerdo con el Reglamento de Honores y Distinciones, la figura de un médico ejemplar: Don Máximo Martín y Martín. Al año siguiente, en abril de 2012, el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, adoptó por unanimidad de los miembros presentes, con fecha 24 de abril, el acuerdo de colocar una placa en la fachada del edificio que fuera residencia de don Máximo, calle Hermano Apolinar, nº 37, como reconocimiento institucional a la labor profesional y social realzada por el mencionado doctor. Hoy, jueves 28 de junio de 2012, estamos reunidos en esta esquina de la Plaza de San Francisco un grupo de ciudadanos, para asistir a un acto sencillo pero entrañable presidido por el Sr. Alcalde del Ayuntamiento  la Villa, en el que se va a cumplimentar el acuerdo municipal al inaugurar una `placa en recuerdo de un profesional de la Medicina, médico ejemplar, que se llamó don Máximo Martín y Martín. En lugar de emigrar a Cuba se vino para La Orotava y aquí echó sus raíces.
BIOGRAFÍA DE DON MÁXIMO. Don Máximo Martín y Martín nació en el municipio de San Andrés y Sauces, en la isla de la Palma, el 29 de Mayo de 1910. El año en que también vinieron al mundo dos personajes singulares de la literatura hispana: (I) Dulce María Loynaz que viajó a la Palma para disfrutar “Una semana fuera del Mundo”, y (II) Rafael Alberti, el poeta andaluz al que tanto le gustaban los dragos canarios como a don Máximo. Hijo de don Antonio Martín Herrera y Doña Celedonia Martín Rodríguez, don Máximo es el mayor de tres hermanos y vive en el seno de una familia de clase media dedicada a la agricultura, principalmente al cultivo de la caña de azúcar, con un trapiche de su propiedad.
Su primera inquietud fue emigrar a Cuba, como buen palmero, para trabajar en el negocio de la caña de azúcar que ya conocía. Su padre le hace desistir y le pide que estudie primero el Bachillerato y luego se dedique a lo que quiera. Empieza los estudios a los dieciocho años en Santa Cruz de la Palma y los termina un año después en la Laguna, con Premio Extraordinario. Es decir que empieza y termina en sólo dos años.
A su regreso a Los Sauces insiste en emigrar a Cuba, pero su padre le encarga que viaje a Málaga a visitar al Marqués de Larios, con quien ya tenía una relación comercial, para cerrar un negocio. No llegan a un acuerdo y su padre le dice que siga viaje a Madrid y estudie una carrera universitaria. El joven palmero piensa en ser ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, pero al plantearse el coste y tiempo de la misma decide estudiar Medicina y se da un plazo de tres años para terminarla, objetivo que consigue alternando Madrid y Salamanca. Bachillerato y Medicina en cinco años. Un caso excepcional.
De esta época hay que destacar varios aspectos. Sus profesores alaban su extraordinaria inteligencia y capacidad de trabajo. Le apodan “Cajalito”, haciendo referencia a don Santiago Ramón y Cajal. Estudia cuatro horas diarias todo el año de cuatro a ocho de la tarde, para después dar su habitual paseo, de ocho a nueve, por la Plaza Mayor de Madrid y también de Salamanca, centros de la vida social de ambas ciudades en aquella época. En Salamanca practica el boxeo los sábados por la tarde y los domingos es el portero de la U.D. Salamanca cuando jugaba en casa. Allí comparte pensión con otros estudiantes canarios, entre otros con nuestro paisano don Juan del Castillo Díaz.
En Madrid hace las prácticas de Medicina y Cirugía en el Hospital de San Carlos y tiene como profesores a los Doctores Carlos Jiménez Díaz y Gregorio Marañón Posadillos, quienes tuvieron una gran influencia en su formación. Le admiran por su talento y les proponen al Doctor Martín y Martín que se quede con ellos en Madrid con la intención de prepararle para hacer cátedra. Don Máximo le da dos razones para rechazar tan honrosa oferta. La primera es que no tiene medios económicos para seguir en Madrid y la segunda que habrá una guerra civil y prefiere regresar a su tierra.
Se licencia en Medicina y Cirugía el 13 de octubre de 1933 y regresa a Los Sauces con la intención de ser Director de la Casa de Socorro del municipio, pero llega tarde porque la plaza se acaba de adjudicar. Entonces el alcalde palmero le da una carta de recomendación para don Antonio Lugo y Massieu, un ilustre palmero que residía en La Orotava, y quien, cosas del destino, sería posteriormente su suegro. Mediante sus gestiones Don Máximo es nombrado Director de la Casa de Socorro de La Orotava junto al Hospital de la Santísima Trinidad. Se da de alta en el colegio de médicos el 9 de Abril de 1934 con el número 199, y a continuación abre su primera consulta en una casa situada frente a la Plaza del Ayuntamiento. Comienza aquí su carrera como médico en la Villa de La Orotava.
Contrae matrimonio el 15 de Noviembre de 1934 en la Parroquia de la Concepción de esta Villa con la Señorita Nieves Lugo – Viña y Benítez de Lugo. Fruto de este matrimonio son sus cinco hijos: Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y Miguel Ángel. Poco después traslada su consulta al patio de la casa de su suegro, en la calle de La Hoya 37, hoy Hermano Apolinar.
En 1936 abrió en La Orotava la Clínica Nuestra Señora de las Nieves en la calle de San Juan 10, en la antigua casa de su suegra Doña María Benítez de Lugo y Velázquez. Fue la primera clínica privada del norte de Tenerife. Su existencia hizo posible que muchísimos enfermos y familiares no tuvieran que trasladarse a las de Santa Cruz lo que supuso comodidad y ahorro para la gente de la zona. Allí se practicaba tanto la medicina como la cirugía, maternidad, etc., Los grandes conocimientos médicos de don Máximo. Especialista también en Niños, hicieron posible dos cosas de extraordinaria repercusión: (I) el descenso de mortalidad infantil y (II) los nuevos métodos de tratamiento domiciliario de la tuberculosis. Fue un antes y un después. Todavía viven muchas personas que pueden dar testimonio de ello.
Durante la guerra civil y hasta 1944 ejerció como alférez medico en el cuartel de San Agustín de esta Villa, situado frente a la casa de la calle Calvario donde vine al mundo en 1942, por lo que don Máximo asistió a mi madre en el parto actuando de comadrona doña Modesta Díaz. Inicialmente don Máximo había solo movilizado, a petición del Dr. Tomás Zerolo, para destinarlo a Hospitales de campaña, pero al quedarse el Norte de Tenerife sin médico militar, se optó porque ocupara ese puesto.
Finalizado su compromiso militar es nombrado Director del Hospital de la Santísima Trinidad y Asilo de Ancianos de la Orotava. Después de muchos años de trabajo incansable en esta institución propone al Cabildo de Tenerife, por motivos de salud, que le sustituya su médico personal, amigo y colaborador, el DR. Buenaventura Machado Melián.
Los mejores testigos de su labor son las Hermanas de la Caridad de la época y los descendientes de las personas atendidas allí. Quiero recordad a la irrepetible Sor Severina, ayudante personal en el quirófano, y a los practicantes Pedro Melián, Sandalio Reyes, don Felipe Hernández  y su hijo Luis. Todos ellos constituían un grupo de trabajo como no se había conocido antes en La Orotava. En el entorno de la Plaza de San Francisco se vivió un ambiente médico – sanitario que formó parte de la historia de esta Villa: las consultas de los doctores don Domingo González, Don Máximo Martín y Don Buenaventura Machado, y en medio, la farmacia de Don Carlos Domínguez.
Entonces los doctores Don Tomás Zerolo y Don Tomás Cerviá, le propusieron a don Máximo que se fuese a trabajar con ellos a Santa Cruz de Tenerife para conformar el equipo médico del que luego fue el Centro Médico, pero él declinó la honrosa oferta alegando que su vida, familia y obligaciones ya estaban enraizadas en la Orotava. Para el bien de todos no se marchó.
Pero llegó el momento en que la salud de este trabajador infatigable empezó a fallar. Primero fue una apendicitis aguda de la que tuvo que ser operado de urgencia en su propia clínica, con la participación de don Tomás Zerolo como anestesista, de sus colaboradores habituales y de su médico personal y amigo el Doctor Buenaventura Machado. Me contaron que don Máximo, consciente, tomó parte en su operación.
Luego, en junio de 1956, sufre su primer infarto, tan grave que le pone de nuevo a la puerta de la muerte. No quiso ser ingresado en el Hospital de Santa Cruz, prefiriendo quedarse en su casa bajo la vigilancia continua de Don Buenaventura. Una vez más su médico amigo está a su lado. Inexplicablemente a los dos meses vuelve a trabajar.
En aquella época lo más duro para don Máximo fue la enfermedad y muerte de su esposa, el 14 de octubre de 1958, Doña Nieves Lugo era el amor de su vida, su mano derecha en la consulta, centro y vida de toda la familia. Recientemente se le rindió  un homenaje con motivo del centenario de su nacimiento por otras facetas de su vida. Desde ese momento renunció a la dirección del Hospital y dejó de hacer visitas a domicilio, porque le faltaron las fuerzas de tantos años dedicados a los demás.
Don Máximo contrajo matrimonio en segunda nupcias con doña Victoria Machado y falleció a consecuencia de un aneurisma de aorta, el sábado 27 de junio de 1981. El mismo año en que se fueron también dos ilustres personajes de la vanguardia artística canaria (I) el poeta gomero Pedro García Cabrera, y (II) el majorero Juan Ismael González Mora. El doctor palmero contaba con 71 años de edad y fue enterrado en La Orotava  el domingo 28 de junio, día grande de la Romería de San Isidro y de Santa María de la Cabeza, patronos de esta Villa,
De su vida y obra ya está casi todo escrito en este resumen biográfico. Detrás de su fuerte personalidad había un espíritu humanitario, sumido de la justicia y compromiso con los más necesitados, a quienes atendía gratuitamente con total dedicación. No solamente su médico sino también amigo y consejero en asuntos no relacionados con la medicina. Tenía una manera de dar ánimo, trasmitir ilusión por la vida, paz y serenidad. Siempre tenía la palabra adecuada para cada persona y situación. De todo ello pueden dar fe todos aquellos que le conocieron y aun viven.
Creo que la Villa de La Orotava con este acto de hoy, puede sentirse satisfecha y orgullosa de haber tenido en su historia a un médico ejemplar como don Máximo Martin y Martin. Felicidades al Ayuntamiento y a la familia. Muchas gracias…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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