sábado, 29 de abril de 2017

GEORGE JOHN SCARLETT GRAHAM TOLER (1850 – 1929). UN NOBLES INGLÉS EN LA OROTAVA



Nació en Londres en 1850. Era hijo único de una familia acomodada inglesa de religión anglosajona, los honorables Otway Lortesene Graham Toler y Henrietta Elizabeth Scatlett y nieto del distinguido Barón de Abinger, James Scarlett. Graham Toler se acercó a Tenerife a la edad de 39 años con su cámara fotográfica y una caseta de campaña con la que pernoctaría por diferentes puntos de la isla (Granadilla, Las Cañadas, etc.) buscando el lugar ideal para la cura de su enfermedad. Combinó el periodo de su convalecencia con la toma de fotografías de Tenerife, dedicando un buen número de ellas al Teide, montaña que admiraba como la totalidad de sus compatriotas. Consciente de la ausencia de un lugar para pernotar los excursionistas a  la montaña, decidió construir un refugio en una explanada conocida como Altavista.
Posteriormente residió en el Hotel Hespéride de la Orotava (antiguo colegio de los Jesuitas). La proximidad del hotel donde se hospedaba a la residencia de la familia Monteverde le posibilitó que conociera y se enamorara de su vecina de 16 años María del Carmen Monteverde y Lugo. Después de cierto tiempo de noviazgo decidieron casarse, pero para consumar la unión fue necesario que Graham Toler superara la cuestión religiosa, pues el artículo 1086 del derecho canónico prohibía que un católico se casara con una persona no bautizada, y en la medida en que el británico era protestante, debía rehusar su anterior confesión. Además de protestante, Graham Toler estaba afiliado a la masonería, razón por la cual, para consumar su matrimonio manifestó su deseo de abandonar el protestantismo y la sociedad secreta masónica inglesa a la que pertenecía para abrazar la religión católica, apostólica y romana. Después de proceder a la instrucción catequista para adquirir las verdades de la ley de la Santa Madre Iglesia, los Sacramentos de la Salvación, las virtudes propias de la formación cristiana y el aprendizaje de las oraciones principales con las que los creyentes católicos se dirigen a Dios, el 25 de enero fue bautizado Graham Toler en la Iglesia Matriz de la Concepción, y el 17 de octubre de 1892 pudo realizar el sacramento del matrimonio en el mis o templo con María del Carmen Monteverde y Lugo. Él contaba con 42 años y ella 17. Se trasladaron a vivir a la casa de la hacienda donde vivía el novio, El Caraveo. George Graham Toler falleció en 1929, cuando contaba con 79 años de edad.
Según TERESA BÁEZ ARBELO la vida de este inglés que se afinco en la isla de Tenerife, su procedencia y la de su señora esposa de la casa de los Monteverde: “…A pesar de que las relaciones con los británicos ya se daban en los siglos anteriores, éstas eran básicamente comerciales y no tanto sociales o culturales. Se les veía como fomentadores de ideas excesi­vamente liberales, con un estilo de vida y confesión religiosa incom­patible con el resto de la población. En un primer momento se les to­lera, pero con cierto recelo, aunque su presencia es aceptada por razo­nes mercantiles. Este recelo no será exclusivo del isleño, también se da en el británico. Esta comunidad vivía aislada, constituía un grupo ex­clusivista, con un fuerte sentido de la autoafirmación y, en ocasiones, distantes, incluso con sus propios paisanos, como en el caso que nos relata Margaret  D'Este, quien llega a la Isla el 18 de diciembre de 1907 y se hospeda en el Hotel Humboldt (nombre del Hotel Taoro), permaneciendo seis meses en las islas, tiempo sufi­ciente para apreciar el comportamiento de sus compatriotas.  En pri­mer lugar una carta de presentación era necesaria para ser bien recibi­dos, aunque siempre existían excepciones como nos describe Margaret  D'Este: En Tenerife hay una pequeña sociedad de residentes ingleses fuera de los hoteles, compuesta por familias en villas alquiladas para el in­vierno o que se han establecido permanentemente en el valle de la Orotava. Los visitantes que salen sin cartas de recomendación se en­cuentran con una atmósfera social en el lugar carente de cordialidad que caracteriza algunos centros de invierno. La vida de Toler a pesar de estas actitudes, la comunidad de ingleses residentes en La Orotava se distinguía por sus sentimientos solida­rios y filantrópicos con el pueblo canario, tantas veces demostrado, como se recoge en los diarios del Valle con motivo de la construcción de un hospital en el Puerto de la Cruz.  Constituía un grupo estrechamente unido, que crea una red fa­miliar y de camaradería muy fuerte entre ellos, que se demuestra por el hecho de que en sus testamentos, los testigos suelen ser miembros de la comunidad británica, como en el caso de Mr. Graham Toler y su última voluntad en 1895 donde sus albaceas Jorge W. Stretell y Tomás Meiller Reid, además de ser miembros respetados de la comunidad son amigos directos del que testa. Como en todos los sitios donde había asentamiento, los británi­cos se mantenían independientes de los naturales de la región, en la medida en que sus hábitos, cultura e ideas diferían materialmente de ellos. En Canarias también se practicó este comportamiento, aunque esta actitud cambiaba cuando se trataba de las clases sociales privilegiadas. Para la cúpula aristocrática, el extranjero seguía siendo un hereje, es decir un protestante, pero ahora ya no eran simples comerciantes. Ahora eran caballeros de la alta burguesía, y, en menor medida, de la nobleza británica, con suficientes recursos como para permanecer una temporada en las islas. Los valores habían cambiado, ahora se miraba al inglés como representante de la modernidad que emanaba del Imperio Británico, y como modelo de educación distinguida a seguir, era todo un símbolo de respetabilidad. No obstante, el isleño le debía, la prosperidad económica y el cosmopolitismo que vivía la Isla, las consignatarias, el tráfico mercantil, la luz de gas y eléctrica, los hote­les, los nuevos cultivos, los primeros automóviles. Los ingleses despertaron un sentimiento de admiración y sim­patía entre la gente de alta posición de Canarias. En la vida cotidiana esto se traduce en un sentimiento de fascinación por 10 británico como 10 más civilizado, frente a 10 isleño como 10 más atrasado. Sus vestimentas, su refinamiento a la hora del té, los deportes y las nue­vas reformas sanitarias... producen en la clase alta tinerfeña una acti­tud receptiva.  Las relaciones se iban estrechando y a menudo se celebraban fies­tas y reuniones en las casas de ambas comunidades y en los hoteles de lujo, como podemos leer en los periódicos de entonces. En estas publicaciones se in­forma sobre las actividades culturales y sociales del Valle. Gracias a estas publicaciones sabemos de los encuentros entre Mr. Graham Toler y su futura esposa, aunque su conocimiento, tal vez, fuese antes de estos actos sociales, ya que eran vecinos. María del Carmen Monteverde y Lugo residía con su familia en la calle Colegio núm. 4, y el Hotel Hespérides donde se hospedaba George Graham Toler se en­contraba en la misma calle. El hogar de los Monteverde era conocido, como ocurría con otros hogares señoriales de la Villa, por su jardín, donde sobresalían de entre su rica vegetación las" crestas de gallo" y los "madroños", así como enormes helechos. Dada la proximidad ve­cinal, la curiosidad que sentía Mr. Graham Toler por la naturaleza, y la habitual práctica entre las familias del Valle en brindar estos patios a los allegados, conocidos, turistas ocasionales, etc. no es de extrañar, que Graham Toler tuviese un primer acercamiento a su futura esposa visitando el patio de la Casa Monteverde, y que estas visitas acrecentaran el interés entre ambos. Después de un corto noviazgo George Graham Toler y María del Carmen Monteverde y Lugo, deciden contraer matrimonio: él tenía 42 y ella 17. Pero antes de casarse, se debían cumplir una serie de requisitos, como era el abandono de la fe protestante y el bautis­mo en la nueva religión, tal y como se contemplaba en el artículo 1086 del Derecho Canónico, que prohibía que un católico contraje­ra matrimonio con una persona no bautizada. Debía rehusar de su an­terior confesión protestante y ser aceptado con el consentimiento del Obispo de la Diócesis, entonces Ramón Torrijos y Gómez. En primer lugar, se dirige al párroco de la Iglesia Matriz de Nuestra Sra. de la Concepción de La Orotava, Santiago Benítez de Lugo y Cólogan, que solicita la autorización de admisión en la Iglesia Católica. El 13 de enero de 1891 el clérigo envía un oficio al Obispo manifestándole la intención de Mr. Graham Toler. Al día siguiente, el Obispo acepta la petición de ingreso y se lo comunica al párroco de la Concepción, el cual comienza a realizar los trámites pertinentes. Éstos consistían en una declaración jurada por la cual el converso tenía que abjurar de toda herejía y principios que había venido sustentando y separarse de cualquier sociedad reprobada por la Iglesia Católica. El 17 de enero, Santiago Benítez de Lugo le hace presentarse en la sacristía con un notario para que manifieste su deseo de pertenecer a la nueva Iglesia. En estas diligencias se descubre su filiación masónica, para sorpresa de los allí presentes.­ El matrimonio de George Graham Toler con María del Carmen Monteverde y Lugo tiene lugar el 17 de octubre de1892 a las siete y media de la tarde en la parroquia matriz Ntra. Sra. de la Concepción de La Orotava. La boda es oficiada Facie por Santiago Benítez de Lugo y Cólogan, Presbítero Ecónomo Rector de la parroquia. Se celebra bajo una sola amonestación, necesitando de una dispensa especial del Obispo para llevarla a cabo. Entre los asistentes a la ceremonia fi­guran: Antonio Monteverde y del Castillo, Luís Monteverde del Castillo, Mr. John Stirling, Carlos Hamilton, Juan Salazar y Molina, y Alonso Méndez y León, certificado por Modesto Cruz y Ledesma Secretario suplente, Delegado del Señor Juez Municipal Antonio María Casañas y González. María del Carmen Monteverde había nacido en el domicilio fa­miliar a las tres de la de la madrugada el 7 de septiembre de 1875. Vivía con su familia en la Calle Colegio núm. 4. En 1895 además de ella, por estas fechas casada y residiendo en la calle Caraveo núm. 35, otros catorce miembros formaban su familia. Los padres Antonio Monteverde del Castillo y Julia Lugo García, sus hermanos Leonor, Magdalena, Antonio, José, Catalina y Agustín Monteverde y Lugo, y sus tíos por línea paterna María del Pilar, Catalina y Luís Monteverde del Castillo, además de tres empleadas Manuela Bautista, Magdalena J. Hernández y Leonor Méndez Oliva. La Casa Monteverde, tiene su origen en la comarca de Groninga en los Países Bajos, aunque los miembros de esta estirpe que llegaron a la Isla, lo hicieron desde la ciudad de Colonia en Alemania. El nom­bre de Monteverde corresponde a una traducción del apellido Groeneberg, que todavía ostentaban los primeros establecidos en Canarias. Antonio Monteverde y del Castillo, era el jefe de la Casa de Monteverde y Rivas. Licenciado en Derecho Civil y Canónigo, nace en La Orotava el 23 de enero de 1827 y muere en la misma Villa el 16 de marzo de 1895. El 30 de enero de 1869 se casa en la Parroquia Matrizde La Orotava, con Julia Paulina Isabel de Lugo, perteneciente a la Casa Lugo-Viña, rama ilustre del linaje de los Benítez de Lugo, que nace el 12 de junio de 1842 Y fallece el 22 de octubre de 1919 también en dicha Villa. GRAHAM TOLER fallece a las 8 de la tarde en su domi­cilio de La Orotava el 29 de agosto de1929 a la edad de 79 años, tras un penoso sufrimiento provocado por una hipertrofia prostática y una ulceración de laringe. Muere sin dejar descendencia. Según consta en su certificado de defunción es enterrado en el ce­menterio de esta Villa…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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