martes, 25 de abril de 2017

VILLA DE LA OROTAVA



No se sabe con claridad de dónde proviene el nombre de la población, pero numerosos historiadores sostienen que podría deberse a la situación de ésta en la época de los guanches, que llamaban a la zona Arautava o Arautápala. Otros afirman, sin embargo, que el nombre proviene de Taoro (que era como se denominaba el antiguo menceyato guanche que ocupaba gran parte del Valle de La Orotava) pero con las letras cambiadas y que el sufijo "va" es por el propio Valle de La Orotava.
Los guanches habitaban principalmente en las zonas costeras y en las inmediaciones de los barrancos más grandes y las laderas del Valle. En estos lugares encontraban fácilmente los alimentos y medios para su subsistencia. A la llegada de los conquistadores españoles, como Alonso Fernández de Lugo, se produjo una fiera resistencia, que duró largo tiempo.
Finalizada la conquista de esta zona, los conquistadores repartieron las tierras entre los vecinos, que empezaron a edificar sus casas. La villa se fundó en torno a una modesta capilla y a sus calles adyacentes, teniendo un alcalde pedáneo dependiente de La Laguna. En breve espacio de tiempo comienzan a asentarse en esta villa familias destacadas de la sociedad tinerfeña y se inicia la edificación de templos, como el de la Concepción, conventos como el de San Lorenzo, San Benito (actual Santo Domingo), etc. y edificios civiles. Corría por entonces el primer cuarto del s. XVI.
La Orotava obtuvo del rey Felipe IV el título de "Villa exenta" el 28 de noviembre de 1648 con alcalde propio (independiente ya de La Laguna). En los comienzos del s. XX el rey Alfonso XIII le concede el título que actualmente ostenta de "Muy Noble y Leal Villa", junto con la aprobación de su escudo. Este presenta algunos símbolos de interés, característicos de esta villa. Así, encontramos en él un poderoso Drago central, algunas manzanas doradas y dos dragones, entre otros.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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