jueves, 11 de mayo de 2017

SANTIAGO PALMERO GARCÍA EN EL RECUERDO



Fotografía remitida por el amigo de la Villa de La Orotava; EDUARDO SÁNCHEZ GARCÍA “DARDI”.
Panorámica donde está Santiago Palmero junto con Isidoro Sánchez García, Francisco Sánchez García, Gilberto Machado con sus respectivas esposas y Paco Afonso Carrillo el mítico alcalde del Puerto de la Cruz y  gobernador civil de Tenerife, fallecido muy joven en el trágico accidente de la Gomera en el mes de septiembre del año 1984.
(Muy buena esta foto, que recuerdos y que tiempos…).

El amigo de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; Francisco Sánchez García remitió entonces la biografía del que fue su secretario particular durante muchísimos años natural del Realejo Bajo; Santiago Palmero, un personaje popular del Valle de La Orotava.
Cada vez que hablaba con él en el despacho de Francisco, me decía; Bruno que no se te olvide que ambos Realejos en su momento cuando eran municipios separados limitaban desde el monte al mar.
Por cierto fue el principal promotor de la fundación del grupo político local AIO (Agrupación Independiente de La Orotava), que con el tiempo se transformó en ATI, AIC y finalizar en Coalición Canaria: “…Nacido en agosto de 1943 en la finca de los señores de la Cruz, en El Castillo del Realejo Bajo, de Pedro y Luz, y fallecido en el Hospital Universitario el día de reyes de 2004, tuvo tiempo en sus sesenta años para dejar su impronta personal singular tanto en su pueblo como en el Puerto de la Cruz y La Orotava.
Estudió en el Colegio de San Agustín de su pueblo, teniendo como profesores entre otros a Don José Estévez y a Don Rafael Yanes, a quienes admiraba. Cuando empezaba el Preuniversitario  1959/60 en el Instituto Cabrera Pinto de La Laguna dejó los estudios, según su familia, por comodidad y cabezonería; según él, por razones económicas. Lo cierto fue que, enrabietado, se empleó en el Bar Dinámico del Puerto de la Cruz, antes de trabajar en las empresas de Demetrio Domínguez, de Manuel Perez Siverio y de Manuel Yanes Barreto, desde donde formó, hace treinta años, con el que suscribe, el despacho profesional que continuamos en la Villa de la Orotava en el que asesoró con su sabia praxis jurídica a varios profesionales que empezaban y en el que se retiró laboralmente por su enfermedad renal.
En todo ese tiempo se atrevió con la corresponsalía deportiva del Aire Libre en Los Realejos utilizando el abreviado Sanpalgar, coincidiendo con Paladín y con Juan Cruz, a los que reconocía. Fundó el Juvenil Hispano de Los Realejos, en el que comenzó a brillar por sus magníficas dotes organizativas, pero en el que sufrió los contratiempos de las rivalidades entre el Realejo Alto y el Realejo Bajo. Y después de pasar una corta etapa como directivo de la U.D. Realejos, con el que tuvo la desgracia deportiva de descender a segunda regional, se destapó en la secretaría de su Juvenil Longuera.
Logró convertir a este su equipo U.D. Longuera en modelo deportivo de Tenerife, por supuesto que con la colaboración de sus amigos  Antonio Oliva (del alma), Alfonso Fernández, Marcos, Carmelo etc, y de unos extraordinarios jóvenes deportistas entre los que señalaba a Farray, Platero, Jose, Pedrito. Por sus dotes gestoras incluso convenció a Don Antonio Yeoward para que cediera graciosamente una de sus fincas para convertirla en el campo del Longuera, en cuya construcción también implicó a varios amigos empresarios del Valle. Y para que no se borraran las virtudes marcadas por este equipo, centró con otros compañeros, en la figura de Mario, su símbolo, constituyendo la asociación de amigos de Mario de la que era su secretario.
Cuando trabajaba en el Puerto de la Cruz, formó parte de una tertulia que se reunía junto al Cine Olimpia, en la Plaza del Charco en la que predominaba la ideología socialista y de cuyos contertulios, principalmente de Genaro y de Don Jesús el Villero, adquirió lo mejor de dicha ideología (lo malo de la misma la dejó en Cuba cuando la visitó por primera vez para comprobarla in situ). En el Puerto, últimamente seguía reuniéndose con Roberto Hernández Illada, su hijo, Manolo el Flaco, Peri, Acevedo....., habiéndonos deseado felicidades las últimas Navidades en el Chinchal de Santa Ursula. Se consideraba también muy amigo de Paco Afonso y de Salvador García.
Por todas esas cualidades personales, le resultó fácil colaborar en la creación y en los primeros servicios de Apymevo (Asociación de los pequeños y medianos empresarios del Valle de la Orotava).
Por su generosidad, servicio a los demás y espíritu socialista le fue cómodo el gran esfuerzo que hizo para organizarle a Don Víctor, Melo, Isidoro, Antonio Santos, Nélida, Ruperto, Manolo, Javier, Américo, Rigo, Ana María, María Isabel, Isaac, Mensa, Pedro Delgado, Ramón Fariña, Manolo Sánchez, Tomás, Cristóbal, Gelasio, Antonio Hernández etc.. la Agrupación Independiente de la Orotava (AIO) para las elecciones municipales de 1979, en las que me ayudó a proclamarme Alcalde de la Villa de la Orotava. Su laboriosidad, lealtad y fidelidad fueron importantes virtudes con las que consiguió con facilidad mantener abierto nuestro despacho profesional, al mismo tiempo que servir de eficacísimo secretario particular de la Alcaldía1979-1983, con coste cero para la municipalidad.  .
En 1983, al decidirse por sus promotores fundadores la formación de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), no sólo aportó ideas sino que mecanografió varias veces por sus sucesivas modificaciones, en su Underwood, los primeros estatutos de este Partido que se llevaron a la Notaría de La Laguna de Cruz Auñón para su fundación.
Intervino también  conmigo en las diferentes reuniones Norte, Capital, Laguna, Sur para incorporar gente. Fue el “culpable” directo de que no se presentara la candidatura de ATI al Parlamento de Canarias 1983-1987 por su posible confusión con CD, AP, hoy PP. Sabía de las reuniones el último día de la presentación de la plancha con este partido para conformar juntos dicha candidatura, por lo que me llamó por teléfono a Santa Cruz donde me encontraba por razones laborales, para comunicarme que le habían llamado varios compañeros del Norte anunciándole que si se confirmaba la presentación conjunta, ellos y él se retiraban. Fue lo que no podía permitir y me obligó a comunicarme con Alfonso, Froilán y Elías, para entre los cuatro decidir cerrar la oficina de Santa Cruz y trasladarnos a La Laguna, donde Santiago y Manuel Martín entre otros realizaron los últimos trámites para cerrar y presentar la plancha del Cabildo.  
Sus conocimientos sobre la política y geografía de Venezuela, incluso antes de visitarla, lo que hizo por dos veces, (una con su amigo Felipe Acevedo, y otra para conmemorar el décimo aniversario de la muerte de Rómulo Betancourt)  dejaron impresionados incluso a Don Edgard Sanabria, Presidente que fue de dicha República, cuando éste estuvo de visita en La Orotava, de donde procedía. Era tal su saber sobre América del Sur que cuando, por ejemplo, hablaba de Argentina, su conocimiento sobre este país, que no visitó nunca, era de tamaña magnitud, que confundía a los propios argentinos con sus precisiones geográficas obtenidas de su importante librería, que sus familiares quieren donar al pueblo de Los Realejos.
Le echarán de menos en su tertulia mañanera en la peluquería de Pedrito Toste, porque ya no le oirán sus cultos y expertos comentarios sobre la política municipal, nacional e internacional, ni le podrán cabrear con su secretariado Insular de ATI. Pero siempre sonreirán con su recuerdo que no les podrá abandonar.
Hace unos quince años y hasta su muerte se destapó en otra faceta humana importante. Porque fue tan importante y efectiva la ayuda a sus amigos que se la solicitaron de  Cuba, que por dos veces fue invitado a Miami, lo que da fe de  su generosidad en favor de los peor tratados, entre los que incluía a su tía anciana recientemente fallecida en Cuba para la que consiguió alguna que otra ayuda económica del Gobierno de Canarias. Otros inmigrantes cubanos le están agradecidos especialmente porque gracias a sus gestiones han obtenido su residencia legal en esta isla.
Así vivió Santiago sus sesenta años, pendiente y al servicio de los demás, con lealtad y fidelidad inigualables, propias de una personalidad singular que le hacía en algunas ocasiones ser brusco, lo que le justificábamos  precisamente por esas virtudes que le rebosaban, y que le convirtieron igualmente en un aficionado especial de su Real Madrid.
Era tan especial que, después de muerto, y a través de su familia que la autorizó, correspondió con el que le había donado el riñón para que salvara su vida, aceptando la autopsia sobre su cuerpo que le pidieron los servicios médicos de trasplantes renales del Hospital Universitario, para que averiguaran las causas desconocidas que le llevaron a su muerte, y, de esa manera evitárselas  a otras personas. Hasta después de muerto, fue leal, fiel y solidario con la humanidad.
Gracias Santiago por haberme enseñado tanto y por haber servido especialmente a la juventud y a la sociedad de tu Valle. Que Dios te lo pague con tu merecido reposo…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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