jueves, 20 de julio de 2017

UNA POMPEYA CANARIA



El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ, graduado en historia por la universidad de la Laguna, remitió entonces (10/07/2016), estas notas que tituló; “UNA POMPEYA CANARIA”.
Publicadas en el diario tinerfeño “La Opinión” el sábado día 9 de julio del 2016: “…El municipio de Garachico representa un lugar de notables características históricas y patrimoniales. Sin embargo, se trata de una población que, por múltiples razones, ha sufrido a lo largo de su trayectoria toda una serie de calamidades sobre su territorio. Sus habitantes, con gran trabajo y esfuerzo, han logrado sobreponerse a tales adversidades, ofreciendo la imagen actual de un pueblo que se dispone y organiza en torno al mar, teniendo como elemento característico su particular geografía. Canarias ha sido escenario de diversas erupciones, existiendo registro de múltiples episodios en diferentes localidades. Una de las más representativas ocurrió en el año 1706 y afectó a Garachico. En la descripción de Olivia Stone, tras su viaje por las Islas durante seis meses a lo largo de 1883, podemos recrear aquel acontecimiento de la naturaleza: "Se escucharon roncos sonidos en el subsuelo y el mar comenzó a retirarse de la costa. El Pico se cubrió de fuego, el aire se llenó de gases de azufre que asfixiaron a los desgraciados animales y el agua se transformó en vapor, como si de un manantial caliente se tratase. De repente el suelo tembló y se resquebrajó. En lo alto, once millas al noroeste del Pico, brotaron de un cráter ríos de lava que se extendieron sobre la llanura a sus pies. La ciudad de Garachico, cubierta de lava, despareció completamente. El mar regresó a las costas, cubriendo los escombros, y las cenizas cubrieron lo que antes había sido Garachico". Una erupción que "tuvo particular alcance en sus zonas de medianías, muy afectadas por la lava, acentuando la emigración", tal y como recuerda el profesor universitario, Manuel Hernández González, en su obra Tenerife. Patrimonio Histórico y Cultural. El puerto de Garachico, que rivalizó con el de Santa Cruz de Tenerife y posteriormente con el Puerto de la Cruz, perdió su esplendor tras ese suceso. En la misma obra, el profesor Hernández González matiza que la erupción de 1706 no fue el punto de ruptura de la hegemonía, sencillamente "lo que hizo fue acelerar su decadencia". A ese hecho podríamos unir toda una serie de circunstancias económicas, políticas y sociales, que enlazan con las características del siglo XVIII, siglo en el que se experimenta una notable decadencia en el sector vinícola, a la par que se desarrolla la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), generando toda una serie de consecuencias respecto a las relaciones canarias con Gran Bretaña.
Sin embargo, los garachiquenses no perdieron la ilusión y tras ese fatídico acontecimiento, realizaron múltiples intentos con la finalidad de lograr recuperar el esplendor de aquel puerto de gran y fecunda actividad comercial. Los inevitables problemas económicos y la presencia de unos medios limitados, derivaron en unas mejoras lentas que no proporcionaron los resultados esperados. Tras los trabajos de 1737 y 1741, se lograría habilitar el puerto de Garachico para el tráfico local y, a partir del 21 de octubre de 1820, en base de un acuerdo de la Diputación Provincial para la exportación. Además, en los últimos años del siglo XIX se ordenaron obras de aumento y de mejora del muelle, según datos publicados por el profesor universitario, historiador y escritor Alejandro Cioranescu, en su obra Garachico.
En el año 2016 se cumplen 310 años de un acontecimiento que, sin ser determinante, marcó un punto de inflexión la historia de Garachico. Una erupción que se recuerda como un acontecimiento imborrable dentro de la trayectoria de la destacada Villa y Puerto, recordada por Alejandro Cioranescu como "una Pompeya canaria"…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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