jueves, 10 de agosto de 2017

EL SAN LORENZO DE PIEDRA DE LA VILLA DE LA OROTAVA



Decía nuestro querido profesor; Alfonso Trujillo Rodríguez, en su libro de investigación “SAN FRANCISCO DE LA OROTAVA”: “…En cuanto al lugar donde se encuentra, se halla adosado a la casa que lleva el número 21 de la calle de San Francisco, en un pequeño pa­tio que da: al huerto trasero. Según crédito de los actuales usufructuarios del inmueble, esta capillita se formó con elementos que estuvieron soterrados en la huerta inmediata. Antes se había colocado en un pasillo externo y colateral de la casa; hoy, adosado a ella, junto a la puerta de entrada. Tratase, según puede observarse, de un altorrelieve -la cabeza, libro y manos casi de bulto redondo-, esculpido en piedra, rematando el bloque una enorme concha, flanqueada en su comienzo por dos volutas. Dicha concha hace las veces de aureola del santo. Este ofrece las siguientes medidas: 107 centímetros de alto (de pies a coronilla); contando la concha, 125 centímetros.
Este San Lorenzo ofrece, en su rostro, una expresión inge­nua, de candor o de inocencia o de humildad. El borde de la tonsura está perfectamente señalado. El óvalo del rostro queda inclinado hacia la derecha. Su cuerpo se nos muestra ligeramente cargado de hombros. El libro “abierto” que sostiene con su mano izquierda apoyándolo en el hombro correspondiente, nos habla de su rango eclesiástico de santo diácono, al igual que la dalmática que le cubre revistiéndole; destaca en ésta el arto alzacuello de moti­vos ornamentales geométricos, del cual pende el cordón que lo cierra, rematado en su extremo inferior con una voluminosa borla. La dalmática también ofrece motivos geométricos en su tercio inferior. Para las llamas del incendio-, a poyándose sobre ellas a modo de cayado. Estas que nos ofrece están construidas de cemento, ya que las originales, junto con numerosos exvotos que poseía el santo -ofrenda de la devo­ción popular-, fueron destruidas en los sucesos de 1931. No hay un documento que nos informe sobre esta obra. Únicamente nos queda planteamos la pregunta de si formó parte del palacio de los Benítez de Lugo o del convento de los frailes. Lo primero, por haberse encontrado con el resto de los elementos que deducíamos pertenecer a dicha mansión, y lo se­gundo, porque ciertamente parece más propia del monasterio que de una casa señorial. Tal vez fuese adorno exterior de la fachada o quizá se hallase en los jardines que no faltarían en el convento…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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