martes, 29 de agosto de 2017

JUDEX…



El amigo de la Villa de la Orotava desde la infancia en La Calle El Calvario; FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA remitió entonces (2013) estas notas que tituló; “JUDEX… “: “…Bruno: Leyendo los artículos del amigo Justo, que en paz descanse, sobre la historia del Cine Club Orotava, y en particular, la relación de su Junta Directiva temporada 1966-67, me explico la invitación que por aquellos años me hizo mi inolvidable profesor Alfonso Trujillo (q.e.p.d.) para que hiciera la presentación de la película Judex de George Franjú en su exhibición en el Cine Orotava un domingo al mediodía a los socios del CC Orotava y cinéfilos en general. Había regresado de Madrid con la Licenciatura de Derecho que había finalizado en septiembre de 1966, y había renunciado al Real Madrid por mis problemas renales, para esperar en La Orotava hasta el mes de Mayo de 1967 para realizar las prácticas de milicia como alférez en el Regimiento de Infantería 49 Batallón de maniobras de Los Rodeos. Mi relación alumno profesor y después como amigo fueron sencillamente inolvidables. Su extraordinaria docencia en la materia de griego en 6º de bachiller, me llevó a obtener mi única matrícula de honor en el bachillerato, y a relacionarlo con el catedrático Don Gregorio Hernández, que se lo llevó a la Universidad de La Lagunas para licenciarlo en griego, lo que no consiguió, pero le permitió a Alfonso conocer su verdadera vocación licenciándose en Historia del Arte, de la que fue un experto. Al saludarle a mi regreso de Madrid en el otoño de 1966, entendió que me vendría bien para mi futura carrera de Abogado hacer prácticas de oratoria, por lo que me hizo la invitación como directivo del Cine Club Orotava para que presentara la película Judex.  Cualquiera le decía que no a Alfonso. Ni era ni soy entendido en cine. Pero él sabía que me gustaba mucho ir al cine. Me dio una revista especializada donde venía la crítica de dicha película, y me convocó para el domingo al mediodía de uno de los meses últimos de 1966 o primeros de 1967, a hacer la presentación de Judex en el Cine Orotava. Así lo hice. Se me enfadó porque la presentación la leí. Pensé que era lo más honrado porque la película no la había visto y era de las raras. Y como el otro día hurgando entre mis papeles antiguos me encontré, junto a otras crónicas que hice como Beneyto para la Voz del Valle, el borrador a mano de dicha presentación, te lo envío por si te resulta interesante y oportuno su publicación en recuerdo de Justo gran amigo de mi hermano Isidoro con el que yo también me llevaba muy bien, y de Afonso mi gran profesor de Latín y Griego, y mi referente  para conocer el arte orotavense. Un abrazo de Francisco Sánchez.
IN MEMÓRIAM DE JUSTO DÍAZ EXPOSITO;  JUDEX   de George Franjú. Ante el cine de Franjú no es la película sino la vida misma quien adquiere proporciones de pesadilla, con lo que el espectador tiene siempre conciencia de vivir una especie de más allá misterioso, fuera del límite de toda lógica.
Realismo y fantasía. Existe un deseo en Franjú de introducir lo fantástico dentro de lo real (Francine Bergé retirándose al fondo de la ambulancia para escapar a las miradas del niño, su vestimenta de mallas negras, su manera felina de andar, de moverse…..).
Franjú comprende que el cine es asunto de autores y no de géneros. Y que un realizador terrorífico no debe contentarse con halagar las más perversas y vulgares obsesiones sádicas del público sino que lo fantástico sea más bien un punto de partida para alcanzar la             . Fía toda la creación cinematográfica al rodaje, a la fuerza exclusiva de las imágenes “Una cosa, por generosa que sea, no vale absolutamente nada si está mal expresada”.
La realidad de Franjú es una realidad estética por lo que será el tono más que el signo lo que predomine en ella como factor de combate.  Véase lo que ocurre con las …..           .
Aparecen en films como Notre Dame, La téte contre les murs, Ojos sin rostro, y aquí en esta misma película.
Lo que prevalece en su cine es la mirada que el director deposita sobre las cosas y las personas y el tono que se desprende de ello, tono llamando a crear una atmósfera sugestiva e inquietante a través de una constante fantasía, el sueño y el misterio de los comportamientos. Su cine  existe sobre la pantalla y no sobre el papel. Observemos la fiesta de disfraces celebrada en casa del banquero Frarraux  ¿ Acaso se podrán buscar unas correspondencias verbales o literarias a esa lasitud, languidez y tristeza misteriosa que emana de la estructura de la situación?.
Asistimos a una especie de desintegración del espacio en el que se diría que el tiempo se quiebra y se paraliza. Todo ello, dado por el ritmo lento de los movimientos corporales, la dicción pausada, entrecortada por respiraciones profundas y jadeos.
El impacto del cine de Franjú es principalmente de orden emocional. Y esto debido a la condición de inmaterialidad que poseen las imágenes como consecuencia de las correspondencias audiovisuales que las condiciona, dimensión pausada de los diálogos, silencios, efectos sonoros como el  ruido de zapatillas en la lucha sobre el tejado entre Koscina y Bergé, y la música (fundamental siempre en Franjú).
Para Franjú importa más el cómo que el qué, le importa la capa de Judex, y su sombrero de ala ancha, su aparición misteriosa en el jardín entre los perros para recoger el cuerpo inanimado de Edith Scob, le importan los gestos de la Bergé al desprenderse de los vestidos monjiles en el molino, su forma de llevar el traje masculino, la manera en que las siluetas negras escalan el muro.
¿Por qué le importa todo esto? Por la sencilla razón de que su visión de la realidad es meramente estética.
A fin de cuentas Judex aparece como un acto total de amor, amor por Feuillade y de su viejo cine de episodios, amor por una época pretérita; amor por el cine a veces. Consecuencia, Franjú  junto a los dos grandes: Truffaut y Goddard…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario