viernes, 22 de septiembre de 2017

EL EMBARCADERO DE “EL PENITENTE” EN EL TIEMPO (II)



Por la fotografía se puede hacer un estudio, con probabilidades de acierto, sobre el embarcadero «El Penitente», que facilitaba de una manera jamás sospechada la importación y exportación de las mercancías para el negocio de los Sres. Fyffes Limited.
Los Señores, Fyffes fueron en el tiempo, indudablemente, los exportadores de mayor relieve establecidos en esta región. Convencidos de las múltiples impertinencias a que están sometidos quienes necesitan de aquellos muelles. Si así puede llamarse a los dos espigones que como brindando facilidades a los enfurecidas olas para que penetren en la pequeña bahía y entorpezcan toda operación, construyeron nuestros antepasados, solicitaron autorización del Ayuntamiento para realizar por el «El Penitente» las operaciones marinas que su industria requería. Se les concedió. Así mismo pidieron, e igualmente se les permitió, la instalación en dicho lugar de dos pescantes que les facilitaran las operaciones de carga y descarga.
Desde entonces vienen disfrutando libremente de aquel lugar los Sres. Fyffes, que hicieron que los hijos de aquel pueblo hayan visto desde tierra y a una distancia de dos metros de «El Penitente» un vapor cómodamente instalado y efectuando sus operaciones sin perjuicios de ninguna clase y ventajas muy apetecibles.
El haber conseguido que en 10 horas se hayan colocado en uno de sus vapores 5 mil bultos de plátanos, es la prueba más fehaciente de las ventajas que ofrece el embarcadero que ocupaba. Y, si no fuere suficiente lo que precede para patentizar sus indiscutibles condiciones reconocidas entonces, diremos que el vapor Tacoronte», de los mismos señores pues nadie más que ellos disfrutan de los beneficios de aquel embarcadero -, descargó dos mil sacos de ingredientes en tres horas, y en una hora y minutos 600 sacos de igual contenido su otro vapor «Taoro».

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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