viernes, 24 de noviembre de 2017

INCENDIO DEL ROBADO



Esta autentica arquitectura de estilo inglés que habitó en los alrededores de la zona del Hotel Taoro, que se incendió, no sé exactamente sus causas. En la época de la alcaldía del mítico amigo portuense Paco Afonso, se quiso comprar por parte del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz para instalar en ella la casa de la juventud o algo cultural parecido y así defenderla a ultranza. Lo que dice el amigo Nicolás González Lemus de dotar al Puerto de la Cruz de Museos y demás, si seguimos en estas líneas como se demuestra en las fotos o a través de la picona y la especulación, no se podrá conseguir lo que Nicolás reclama para el Puerto de la Cruz.
Mejor que sea el amigo portuense MELECIO HERNÁNDEZ PÉREZ el que nos narre su historia: Las fotografías muestran imágenes del pavoroso incendio ocurrido el 8 de agosto (viernes) de 2008 que acabó con la casa y jardines de San Fernando, inicialmente conocida por El Robado, una auténtica joya arquitectónica de estilo colonial inglés, terminada de construir en solar malpaís (monte Miseria, en la zona del Taoro) del Puerto de la Cruz en torno a 1896 o 1897 por el coronel Owen P. Wethered (1837-1908). El último que habitó este inmueble fue el marqués de Casteja; después cayó por espacio de medio siglo en el más completo de los abandonos hasta que el fuego se adueñó de ella como en la mayoría de edificaciones relevantes de nuestro patrimonio, fundamentalmente edificaciones religiosas (conventos).
Con motivo de su declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento, (BOC de 8 de marzo de 1996 nº1996/030), en su anexo I, entresaco lo siguiente para su más exacta descripción, situación y entorno: “…Sus materiales originales son nobles (piedra y madera), tratados con procedimientos artesanales. El saneamiento y las instalaciones de la edificación corresponden a un periodo excepcional de la tecnología británica en fase de expansión..." 
La casa original fue construida enteramente con piedra de cantera local, en dos plantas y varios accesos (principal y servidumbre), siendo su distribución a la manera tradicional de las casas de campo inglesa (hall, salón principal, de lectura, biblioteca, cocinas, habitaciones del servicio, comedor, escalera de servicio y principal, dormitorios, baños, aseos, etc.). Su techo se recubrió con láminas de pizarra, importadas de Gran Bretaña. Asimismo, se trajo a un especialista en fontanería, el señor Ennest Uren, el cual realizó un trabajo que, aun hoy, sigue asombrando. La Casona presenta una obra de fábrica que llama la atención con detalles, como la obra de encofrado entre las juntas de piedra, que son realmente artísticas, o el hogar (chimenea) de las grandes habitaciones recubierto en mármol o madera, que denotan el cuidado exquisito con que fue construida la casa. 
Existían varias zonas de césped espaciosas, que se utilizaban para los juegos de croquet (juego inglés que consiste en hacer pasar unas bolas de madera por unos arcos situados en el suelo, golpeándolos con un mazo de madera) y bolos. Había una cancha de tenis, cuyos restos aún pueden observarse, y, por debajo de la casa, grandes huertas. También había jardines especiales dedicados totalmente a plantas y árboles de las islas.
Su delimitación actual viene definida: al Norte con los Apartamentos El Sol; al Nordeste con el eje del Barranco Martínez (Martiánez); al Este con el Hotel Explanade; al Sureste con el eje de la calle Alemania, siguiéndose esta última hasta su encuentro al Oeste con el eje de calle Bélgica, para terminar en el Nordeste con el eje de la calle Suiza: “…Desde la construcción del inmueble hasta la actual se transmitió su propiedad en varias ocasiones, sufriendo alguna modificación durante ese período. Así el duque de Peñaranda sustituyó el techo de pizarra por la típica teja canaria y su denominación de El Robado por la de San Fernando…”
Hoy produce dolor la ausencia de la maravillosa casa y jardines. De ellos dijo Osbert Ward en 1903: “El Robado es increíble por el hecho de que ha sido totalmente construido y cimentado partiendo de la nada. Cuando el coronel Wethered compró el trozo de terreno, sobre el que quedó emplazado su casa y jardines, no era más que un malpaís, con sólo unas cuantas viñas e higueras. El solar fue especialmente elegido por sus magníficas vistas y su saludable situación”.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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