sábado, 9 de diciembre de 2017

100 AÑOS DEL COLEGIO SAN ISIDRO DE LA VILLA DE LA OROTAVA (1909 – 2009).



Hay muchísimos orotavense que se educaron en ese colegio cuando era administrado por otros padres, que fueron sus fundadores, los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Ellos sienten la educación que le inculcaron esos padritos, y ellos desean que su recuerdo esté siempre en nuestra Villa, y en futuras generaciones. El abogado Don Juan Cullen Salazar, muy amigo mío, hijo del recordado e ilustre Alcalde de la Villa Don Juan Cúllen y Lugo, hablaba en la Prensa sobre el primitivo Colegio de San Isidro, una documentación muy valiosa que el Sr. Cúllen supo difundir de una manera esplendente.
Sin embargo otro orotavense llamado Don Francisco Codesido, hablaba del colegio de San Isidro en el desaparecido periódico “El Heraldo de Orotava” del cinco de Noviembre de 1922, donde exponía una narrativa sobre lo que debía ser la educación en el futuro, en una década en la que las leyes educativas estaban totalmente ausente de la vida cotidiana, decía pues, que los pueblos tienen como personas colectivas épocas de vigor y lozanía, otras de postración espiritual, y a pesar de participar esta ley de la vulgaridad del tópico, los sociólogos al estudiar sus causas determinan como primordial la enseñanza. La Orotava no ha escapado de la Ley común, hace poco, antes de establecerse el Colegio de San Isidro, atravesó por un periodo de tan lamentable abandono en lo que a aquella se refiere, que nos desacreditaba antes los de fuera.
Pero afortunadamente se estableció el citado Colegio que fue para los villeros de una apremiante necesidad, viniendo a llenar un gran vacío y a realizar la fecunda labor de resultados demasiado apreciables al comienzo de los años veinte. Evidentemente estaba La Orotava al principio del siglo XX, necesitada de establecer un centro de cultura que realizarse labor social fructífera y libre de todo móvil particularista; aproximando polos antagónicos, acercando al encumbrado o al de relativo bienestar al pueblo, y consagrar el consorcio predicando con un lenguaje de sinceridad, sagradas máximas de caridad, de ayuda mutua, de amor al trabajo, de cumplimiento al deber. Hacía falta que desde la cátedra, desde la escuela se derramase la simiente bienhechora que diera a los espíritus la lozanía de nuestros vergeles, la diafanidad de nuestro ambiente.
Fue tan sentida la necesidad que cuando en el año 1.908 apareció en la Orotava el Hermano Adolfo Alfredo solicitando autorización y ayuda para la fundación de un colegio de Hermanos de las Escuelas Cristianas, las autoridades le ofrecieron entusiasta apoyo, al que el pueblo colaboró nutriendo con creces la suscripción que algunos señores de La Orotava iniciaron, y que pagaron los primeros gastos de instalación en su primitivo domicilio de la calle de la Hoya, cuya inauguración tuvo lugar el 17 de Enero de 1.909 con asistencia de las autoridades, del Hermano Adolfo y del que posteriormente fuera su director Hermano Apolinar. En este acto pronunció el Sr. Zerolo uno de sus más elocuentes discursos. El establecimiento comienza con tres clases, una de ellas gratuita, y un total de ciento quince alumnos; al año siguiente el entusiasta director Hermano Apolinar consigue iniciar los estudios de Bachillerato con cinco alumnos. Así continúo el Colegio durante algunos años, hasta que un hijo benemérito de la Orotava, el ilustre patricio Don Nicandro González Borges concibe y da principio a la idea de edificar un colegio con todas las exigencias de las modernas construcciones escolares, y elige un hermoso rincón del Valle, frente a la plaza de Franchi Alfaro, pero cuando comienza a realizar su obra lo arrebata la muerte, no se supo si cruel o piadosa, con el que aún en posesión del ideal, no alcanzó a sufrir las decepciones de la mezquina realidad. Pero la Junta Directiva con los medios que a este fin dejó, continuó la obra hasta llevarla casi a su fin. Habiendo tenido el acuerdo de colocar en la parte alta de la fachada de estilo neoclásico, el busto del ilustre filántropo, que con frente erguida parece presidir, como un dios sereno consagrado por su obra, el geórgico misterio de la arboleda que frente al Colegio se difunde en variados matices de la flora canaria, como un elocuente símbolo, ofrendado a la memoria del que durante su vida consagró todo su afán a la propagación del arbolado. El edificio, perfectamente orientado recibe durante todo el día luz directa; desde el mismo puede contemplarse un paisaje sin igual, sobre todo en los días de transparencia atmosférica, en los que el panorama es grandioso.
El edificio contaba con espaciosas clases por las que penetra con toda libertad la luz y el aire oxigenado de los desaparecidos campos del Valle de Taoro. Disponía de un completo laboratorio de Química, que a más de servir a la enseñanza, prestó importantes servicios a nuestros agricultores, pues el Hermano Apolinar dispuso en todas coacciones su competencia científica al servicio de cuantos solicitaron su pericia y laboriosidad, ya suministrando toda clase de datos o analizando productos agrícolas. Existía además un buen laboratorio de Física en el que se registraban importantes datos meteorológicos; clases de Francés, Ingles y otros idiomas; contabilidad comercial, etc... Estaba en perspectiva una escuela de Agricultura, y de un internado. En la década de los años veinte asistían más de doscientos alumnos, facilitándole enseñanza gratuita a sesenta y cuarenta y cinco cursaban el bachillerato. Pocas fueron las palabras para enaltecer la obra realizada por Don Nicandro González Borges, nacido en un país en que tan poco abundaban espíritus desinteresados que supieran sacrificar lo más mínimo de su caudal para contribuir a cualquier obra que signifique progreso. Sin embargo la Orotava tuvo, para su propia honra, a tan excelso patricio, que alcanzó clarividencia bastante para penetrar el vivo anhelo de nuestro pueblo, sentir con intensidad sus ansias y palpitar al ritmo en sus más arraigadas esperanza. Era necesario un hombre que con vehemencia se conmoviese ante la posibilidad de que la futura juventud se encontrase desahuciada de toda redención espiritual, y de que nuestra pequeña patria sintiese los horrores de la incultura, que embrutece y aniquila a los pueblos. Don Francisco Codesido terminaba testimoniando su gratitud y afecto a los Hermanos del Colegio de San Isidro, imborrables para quien con ellos compartiera gratas honras de la infancia, alternando las plácidas de convivencia íntima en la clase, con las oras más ansiadas de asueto y expansión, siempre estimulando el pueril afán por la recompensa justiciera, vibrando siempre el deseo ante la ilusión de renovar la juvenil alegría de los ocios, que florece iluminada por la santa  del alma.
El quince de enero de 1950, fallecía en Argel, a los 81 años de edad, y 65 de vida religiosa, el reverendo Hermano Apolinar - en el Mundo Pierre Malraison- natural de Alsacia (Francia). Su nombre estuvo vinculado a la Orotava durante algunos años, donde era muy estimado. Sus talentos y virtudes, le colocaron entre nosotros al más alto rango que aquí haya ocupado un extranjero. La Orotava le guarda un profundo agradecimiento por los servicios prestados a la juventud como Director del Colegio de San Isidro, a cargo de los Hermanos de la Doctrina Cristiana; y también participó en otras actividades locales, teniendo a su cargo la gerencia de la Sociedad Eléctrica de la Orotava, en cuya entidad demostró sus grandes conocimientos científicos y de organización, elevando el nivel de la misma que se hallaba en lamentable periodo de decadencia. El Ayuntamiento de la Orotava como prueba de gratitud por los servicios prestados a nuestra Villa, acordó dar su nombre a la antigua calle de la Hoya.
El historiador orotavense, Manuel Rodríguez Mesa  decía en las IV Jornadas Deportivas - Culturales de E.G.B. de la Villa de La Orotava, que en 1900 La Villa contaba con 9.201 habitantes, alcanzando en 1910 los 11.242. Para atender las necesidades escolares de esta población, sólo disponía de cinco Escuelas públicas que sostenía el Ayuntamiento y tres Colegios privados. Las primeras se hallaban ubicadas en los barrios de la Concepción y San Juan, con una de niños y otra de niñas cada uno, mientras que en la Perdoma, sólo existía una de niños y todas ellas de carácter muy modesto. Los colegios privados, estaban regidos por Hijas de San Vicente Paúl - dos de niñas establecidos en el edificio del Hospital de la Santísima Trinidad, y uno de primera y segunda enseñanza que pertenecía a los Hermanos de las Escuelas Cristianas y que el Ayuntamiento subvencionaba con 1.200 pesetas anuales, como compensación a las enseñanzas que le impartían a los alumnos pobres de día y de noche”.
El desaparecido periódico “La Prensa”, en su edición del día 11 de marzo de 1.915, expresaba; que el Colegio de primera y segunda enseñanza que dirigían los Hermanos de las Escuelas Cristiana, se iba a instalar en locales propios con todas las reglas de la pedagogía moderna, y que a tal fin el esclarecido patriota Don Nicandro González Borges, estaba construyendo por su exclusiva cuenta, un gran edificio en la calle Verde, - calle que posteriormente iba a llevar su nombre,- frente a la Plaza de Franchi Alfaro, en una hermosa finca que adquirió con dicho principal objeto. Este magnífico palacio que el generoso hijo de La Orotava, lleno de ferviente entusiasmo levantó a la cultura de su pueblo, cuyos planos los realizó el reputado arquitecto señor Estanga, se trataba de un monumento que iba a perpetuar su memoria, y que al ser contemplado, haría latir siempre el corazón de los orotavenses agradecidos.
Los Hermanos de la Doctrina Cristiana, acumularon una gran educación, y transfirieron muchos secretos del Mundo de la Pedagogía. En el ocaso de su vida villera, de agradables tecnologías y encantos. Se retiraron de este pueblo tan Señorial, un día y de madrugada, después de ojear los ilustrativos muros y techos del gran mausoleo de Don Nicandro, se marcharon para siempre, no regresaron, muchos les esperaron, pero no regresaron. Las causas fueron de infinitas discordias, solo se responsabilizaron, los que lo trajeron desde Irlanda en el año 1.908. En esta misteriosa marcha velaron de rabias, los que fueron sus alumnos, sus discípulos, muchísimos de ellos en la actualidad descansan en el paraíso Celestial o Eterno. Una congregación que muchos adoraron como ilustrísima, sin lugar a duda como la catedral de la enseñanza. Pues su nombre, como un ramo de rosa desvanecida, se ha perdido tristemente por los campos y los caminos luminosos del ex -dulce Valle de La Orotava.
El diecisiete de Mayo de 1995, dejaba este planeta el Hermano de la Salle Guillermo Félix, ultimo director del colegio de San Isidro villero, en la residencia “La Salle de Griñón”, en Madrid. Había nacido en Melgar de Abajo en la provincia de Valladolid, en el año 1897. Su nombradía bautismal era Orencio Calvo Crespo, recibiendo el apelativo de Guillermo Félix al profesar en la congregación de las Escuelas Cristianas. Evidentemente no le conocí, aun mi persona estaba desertora de este mundo. El Hermano Guillermo Félix fue enviado a la Orotava por el año 1940, para hacerse cargo de la liquidación definitiva con la Junta del Colegio de San Isidro. Momentos tristes, tristes porque los Hermanos que tanto éxito habían tenido en la Villa se vieron obligados a entregar formalmente la casa. Precisamente el 31 de Julio del año 1941 Guillermo Félix firmaba el inventario de bienes que quedaban en el centro, y el presidente de la Junta hacía efectiva la deuda del año que habían dejado de percibir en concepto de remuneración. A pesar de la reacción popular, debida al desacuerdo con la Junta, parece que eran culpables de la marcha de los Hermanos.
El ilustre abogado orotavense Don Jesús González de Chaves, persona que defendía la presencia de los Hermanos en La Orotava, se personó en la residencia de estos en la Laguna, para indicarle a través de un oficio municipal de la voluntad popular orotavense en defensa de la no aumentación. Los Hermanos le contestaron a Don Jesús que era imposible volver a la Orotava. El hermano Guillermo Félix se manifestaba sinceramente más preciso, decía, que no solo eran cuestiones económicas las que le forzaban a dejar una obra conseguida con tanto cariño durante treinta y dos años, sino diversas causas de muy diversos fundamentos, puesto que los superiores del laureado instituto se encontraban obligado a alegarse de La Orotava, y deseaba que el colegio de San Isidro encontrase personas que le devolvieran al pueblo su satisfacción. Y esperar sin en el tiempo desaparecieran las dificultades que en ese instante le obligaban a marcharse, volverían de nuevo al hermoso Valle de Taoro. Esta manifestación del Hermano Guillermo Félix, no se produjo, porque el destino hizo que los Salesianos de afianzaran en el colegio de San Isidro, en ese edificio neoclásico de la plaza de Franchi Alfaro, que el patricio Don Nicandro González Borges donara a todos los hijos de diferentes apariencias sociales de los pueblos del Valle. En el año 1944, el Hermano Guillermo Félix construía y fundaba la Salle de Santa Cruz de Tenerife,  marchando luego por diversos lugares entre ellos Roma.
DETERIORO ENTRE LOS HERMANOS Y EL PATRONATO: Al comienzo del curso esco­lar 1936-1937 se dejaron de impartir las clases correspon­dientes a los cursos tercero y quinto del bachillerato por fal­ta de personal. En noviembre de 1937 se pudieron reanudar las explicaciones correspon­dientes a aquellos cursos del bachillerato al recibir la comu­nidad del San Isidro refuerzos de algunos hermanos escapa­dos de la «zona roja».
Otro hecho que unido al an­terior iban a marcar la pauta que presidiría las relaciones entre el patronato y los hermanos en la etapa final de éstos en La Orotava fue la inesperada lle­gada del hermano Asistente, una de las máximas autorida­des del instituto, el 29 de agosto y su rápida marcha de la Villa, sin que la junta fuese debidamente informada. Los miembros de ésta, una vez entera­dos, prometieron visitarlo en el seminario pero no lo hicieron y "quedaron muy resentidos por considerar que hubo falta de atención, para con ellos, de nuestra parte”.
De otra parte, a través de la documentación interna de los hermanos. Se va advirtiendo cómo, paulatinamente aumentan las noticias sobre la escasez de hermanos que pudieran dedi­carse exclusivamente a la ense­ñanza. Este hecho es muy im­portante porque apunta a una realidad en la que no se suele reparar y que, sin embargo, va a ser una de las razones que motivarían el cierre de la co­munidad de los Hermanos en La Orotava.
En septiembre de 1939 se detecta documentalmente por vez primera la siguiente noti­cia: "Corren rumores entre la gente de esta Villa de que los Hermanos se retirarán y ven­drán los Padres de la Compañía de Jesús.”
El comienzo del curso 1939-1940 se presentó difícil debido a la definitiva supresión de varios cursos del bachillerato, lo que trajo consigo “la animada versión reinante en el público contra la junta y contra los Hermanos”. A partir de este momento ambas instituciones tratarán por todos los medios de descargarse de su responsabilidad en la medida apuntada, intentando mostrar cómo todas las culpas de la supresión de los tres cursos del bachillerato recaen en causas imputables a la otra institución y en todo caso, a causas ajenas a su voluntad.
Así, cuando el director visita al secretario de la junta del pa­tronato, éste le manifestó "toda la amargura ocasionada por el cierre de los tres años del Ba­chillerato suprimido... Hace potar que no se podía haber realizado esa supresión sin la venia de toda la junta... Y es cierto. El director creía haber entendido que no; pero repasado el Testamento dado por el fundador, se persuade de lo contrario. Ya no tiene remedio; pero, ¿Hubieras dado solución distinta'? El descuido parece providencial.
Poco después en torno a la mitad de noviembre. Se advierte una extensión del conflicto que enfrentaba ya abiertamen­te a los hermanos y a la junta: «La familia del presidente del Patronato propaga especies en disfavor de los hermanos con miras a sembrar en la opinión pública, entre los que no son de su posición social, la animad versión contra nosotros. Y no ha sido un hecho aislado sino repetido.
El 18 de enero de 1940 se re­gistró un serio incidente verbal "poco edificante”, entre el di­rector del colegio y el secreta­rio del Patronato. Melchor de Zárate que fue zanjado por el visitador de la Orden presente en ese momento en la Orotava que "recibió la protesta; expuso la situación de los hermanos en España; excusó la falta en lo de la supresión de las clases y ofreció respuesta definitiva en el mes de abril o de mayo.
SE ULTIMA LA SALIDA DE LOS HERMANOS: El último asunto que enfrentó a los hermanos con la junta de la Fundación San Isidro tuvo que ver con la entrega del inventario de bienes del colegio, al director que objetos le pertenecían inexorablemente al Instituto de los Hermanos y cuáles eran propiedad de la fundación y, por consiguiente, no podían aquellos decidir su suerte.
Otro punto polémico fue el planteamiento por el director  de la deuda que, en su opinión, tenía la junta con la comunidad.
REACCIÓN POPULAR: ¿Se había producido entre tanto, alguna reacción popular relacionada con la marcha de los hermanos de La Orotava? Según las crónicas varias personas, desde el principio de junio de 1941, tratan su desagrado con la junta, porque a su juicio es culpable de que los hermanos tengan que marcharse de la Villa.
CUAL FUE EL PROBLEMA DE LA SALIDA DE LOS HERMANOS: Amplios sectores de la clase media gestada al amparo del desarrollo socioe­conómico y tecnológico de la segunda mitad del siglo XX, y buena parte de la gente humil­de ha venido siendo proclive a mantener un cierto desprecio y una crítica constante hacia el comportamiento  de familias aristocráticas al menos por el apellido. ¿A qué se debe esta postura? ¿Se podría explicar, quizá, como una manera de de­volver el tradicional desprecio y la altanería demostrada por bastantes de aquellas familias ante las necesidades populares y el ascenso de las clases me­ días?
Lo que queremos decir, e in­sistimos en que nos movemos en un terreno que no es el nues­tro, a nivel de meras hipótesis que nos gustaría que algún es­pecialista pudiera desarrollar y contrastar adecuadamente al­guna vez, es que, una vez fina­lizada la guerra civil, aunque la aristocracia de La Orotava se mantuvo en el bloque aliado de los sublevados. Y luego, vencedores, no parece que estuvie­ran demasiado bien considera­dos por estos últimos que, en un principio se encontraban sensibilizados positivamente hacia la defensa de las clases humildes y a la implantación de un sistema de justicia para todos.
Con vista a esto, que muchos de lo que nos educamos con los salesianos desconocemos, a quien le sonajeamos hoy con la celebración de los 100 años del Colegio de San Isidro, a los salesianos, a los educadores civiles, que cubrieron un paréntesis después de la marcha de los Hermanos, a los Hermanos, no lo sé, pero siempre me acuerdo de las palabras de mi padre Juan Álvarez Díaz, los hermanos eran unos grandes profesionales de la enseñanza en la Villa.
LA SEGUNDA ETAPA DEL COLEGIO DE SAN ISIDRO: La segunda Etapa del colegio de San Isidro, comienza con la llegada de los padres Salesianos en el año 1948, tras un paréntesis de utilizar sus aulas por parte del colegio de segunda enseñanza del Puerto de la Cruz “Tomás de Iriarte”.
Los años en que se generaliza (sobre todo entre las clases medias) el estudio del bachillerato y, como reflejo de ello, digamos que el Colegio San Isidro entra en la historia cultural de La Orotava por méritos propios. Todos los hombres cultos de La Villa, a niveles de enseñanza media o superior, dejan notar la impronta, el sello de la educación religiosa-salesiana, incluso quienes no la recibieron, o quienes la rechazan por haberla recibido. Los salesianos en La Orotava, concretamente en el verano de 1.952, cuando su primer director y fundador Rvdo. Don Claudio Sánchez Martín, es nombrado por la superioridad, Inspector Provincial de la Comunidad. Le sustituye en consecuencia en la dirección del colegio, el Rvdo. Don Pacífico Medina Sevillano (fallecido). Marchan destinados los clérigos Don Alfredo Canal y Don Nicolás de la Casa y se incorporan a la comunidad local, el Sacerdote Don Ángel Martín González y  los clérigos Don Manuel Prol Marra, Don Manuel Prol Araujo y Don Evaristo Rodríguez Ferreiro. El mandato de Don Pacífico Medina Sevillano dura aproximadamente seis cursos escolares desde el curso 1.952-53 al 1.957-58, durante su mandato surgen las primera promociones del bachillerato Elemental y Superior, se crea en el Colegio por primera vez un curso de Preuniversitario, -y que solo se repitió en el curso 1.962-63 con Don José Mondejar (fallecido) de director-, y se puede catalogar como una etapa dura disciplinada, y bien organizada bajo los auspicios de la enseñanza religiosa, reseñada en España en la década de los cincuenta. Durante este intervalo, se incorporan a la comunidad de la Villa, los sacerdotes; Don Alejandro Guarde Hernández, Don Guillermo Navarro González, Don Manuel Cereceda Pascual, Don Pedro Alba Montesino, Don José Rodríguez González, Don Rafael Soldevilla Hidalgo, Don Francisco Ureña Arroyo, Don Antonio Montero Marroquí(iniciador y alma del Oratorio Festivo), Don José Díaz Cotán Pinto, Don Antonio Granado Herrera, Don Víctor Rodríguez Jiménez, Don Antonio Espinosa Martagón, los clérigos; Don Alicio Elvira Primero, Don Antonio Escobedo Rodríguez, Don Juan Urbistondo de los Ríos y Don Leonardo Girón Sánchez, Don Miguel Díaz, y los coadjutores; Don Emilio Gómez Cantero, Don Ventura Paiz Cruz, y Don Manuel Nogeiras. En el curso 1.958-59, Don Pacifico Medina Sevillano cede el puesto de director del colegio al anterior catequista Don José Rodríguez González. Cesan además Don Juan Manuel Cerceda, Don Víctor Rodríguez, Don Leonardo Girón, Don Antonio Espinosa, Don Jesús Delgado, y Don Juan Manuel Nogueiras, se incorporan a este destino, Don Esteban Corral Gajate, Don Gregorio Santana Arencibia, Don Francisco Llarena  Gonzalo, sacerdotes, y los clérigos, Don Miguel Raigón Córdoba, Don Manuel Roja Pérez (fundador de la rondalla de Pulsos y Púas) y Don Marcelino Carreto Carretero, y como coadjutor, Don Fernando García Fortea. Empezando aquí la etapa de Rvdo Don José Rodríguez González como director del colegio, etapa de continuidad de las directrices emprendida por su antecesor Don pacifico Medina Sevillano.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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