jueves, 14 de diciembre de 2017

LA OROTAVA EN MINIATURA (AÑO 2009) (I)



Claro que sí, en las navidades del año 2009 me llevé una sorpresa mayúscula, a observar con mi señora Antonia María González de Chaves y Díaz. La Villa de La Orotava reconvertida en un Belén, precisamente en mi calle, en la calle que me vio nacer, un poco más arriba, donde tuvo primero el edificio del arquitecto Mariano Estanga sede del Instituto de previsión, convertido en un antiestético hábitat por la recordada constructora de un gran amigo de mi padre Juan Álvarez Díaz; Manuel Martín Méndez en viviendas, oficinas y un amplio salón con sótanos donde se ubicó el desaparecido Banco Exterior de España.
Una gran sorpresa, La Orotava convertida en miniatura, curioso por la gran afluencia de visitantes, y curioso por el trabajo en la trastienda de un viejo amigo de mi pueblo, de mi calle Pepe García, que con un equipo de ayudantes formado por Marta García, Sándalo Martín, Carmen Cabrera y Nicolás Hernández, hicieron lo imposible en posible, todo muy bien detallado y minuciosamente estudiado desde la puerta de la calle hasta los corrales de antaño de la Villa.
La Vanguardia y la cátedra etnógrafa del amigo desde la infancia de mi calle El Calvario  Pepe García se hace evidente, con la casona de San Sebastián en el Barrio de La Luz, los canales de maderas y de piedra chasnera de los acueductos desaparecido a media que adornaban la ruta de los molinos, desde el de las cuatros esquina de la amiga de mi madre Candelaria Dorta, pasando por el de Josefina (antiguo de don Nicandro González Borges), hasta llegar al típico y superviviente de los herederos don Chano (fundado por Bartolomé Benítez de Lugo el fundador de la ciudad), los lavaderos de San Francisco, Las impresionantes casonas de los Balcones con su detalle exterior e interior, la casa de suministros y oficinas de la antigua firma comercial de don Casiano García Feo e Hijos, la ventana esquinera de la calle el agua y el balcón de esquina de la vivienda del amigo e investigador Antonio Luque Hernández, sin olvidar la antigua herrería de la calle Salazar y los Pajales de Pinolere…
El portal de Belén, es una tradición que surge en el siglo XIII, en Italia, de la mano de San Francisco de Asís para representar el advenimiento y nacimiento del Niño Jesús.
Pronto se popularizó y comenzó a ser habitual en los hogares cristianos de descendencia latina, llegando a nuestros días. Cada comunidad le ha dado sus características locales y temporales, en el caso de Canarias se ha venido realizando con la arquitectura tradicional y con la representación de los usos y costumbres rurales, tales como, los utensilios de labranza y de procesados como, lagares, aljibes, molinos de agua, los juegos, los medios de transporte de tradición animal…
Cada pueblo ha tenido que adaptarse a los materiales y a los recursos que se disponen, transformándolos y dándoles su propia personalidad. En nuestro archipiélago, la pobreza de estos materiales y las limitaciones del territorio, han dado como carac­terística principal la rusticidad, la cual dota de singula­ridad y gran atractivo a nuestra artesanía. Dentro de las modalidades de producción artesana se pueden destacar: los tejidos (los calados, los bordados, la seda y las traperas); la cestería (de paja, cestos de vara –típicos de la Orotava-, de caña o mimbre); la cerámica (bernegal, olla para la leche, para castañas, tarro de ordeño, escurridores de papas, brasero, tiesto para tos­tar, asadero, macetas, lebrillos",...); la madera (destacan la confección de muebles típicos, útiles de cocina y de labranza, instrumentos musicales – el timple -…); el hierro (la forja de cuchillo, faroles,…).
Existen dos tipologías bien diferenciadas, la casa rural y la casa urbana. En el primer caso la edificación se adapta al medio físico, dependiendo de su situación, en un valle, en un barranco., entre colinas, etc. Tras la conquista, las primeras viviendas que se construyen son la casa pajiza, compuesta por una habitación de base rectangular con cuatro paredes de piedra o de mampostería de barro. Las paredes frontales y traseras terminan en vértice y sobre ella se dispone una viga de tea, luego se tienden vigas paralela que soportan la paja o centeno. Posteriormente, la casa terrera cambia la cubierta vegetal por teja, he­redada del estilo mudéjar (forma en U), que llega con los conquistadores. La planta es rectangular en forma de L, con cubierta a dos o. cuatro aguas, y siempre orientadas en relación con el sol y los vientos dominantes (el patio siempre hacía el sur). Con el auge económico comienza a construirse casas de dos plantas con escaleras exterior, que  conducen al piso alto a través de un descansillo a modo de balcón. Otro caso es el de "la casona del señor", que suele estar situada en un lugar estratégico de la finca, por lo general son de gran tamaño, con dos plantas y patio interior, con abundancia de madera en balcones, escaleras y corredores, las dependencias agrícolas y de servidumbre se conformaban en un anexo (gañanías, graneros, cocinas...).
La casa urbana, no mantiene esa estrecha relación con la naturaleza, sino que depende de una adaptación a las calles, a las ordenanzas municipa­les..., no obstante, poseen patio de entrada y huerta trasera para pequeñas actividades agrarias. Las influencias del exterior son más acusadas que en el mundo rural, y nos podemos encontrar casas de una sola planta (con o sin patio); de dos plantas (con patio, terrero, galerías interiores, con o sin balcón); tres plantas (con balcón) y por último los palacios de fachada organizada y materiales más nobles.
En esta muestra podremos apreciar estas confluencias de tradiciones y la variedad de tipologías arquitectónicas reseñadas, que nos ofrece con su labor de artesano, amigo y convecino de La Villa de La Orotava José Clemente García Hernández cuidando hasta el mínima detalle, a modo de etnógrafo, e inspirándose en el casco histórica de La Orotava y los típicas pajares de las zonas altas de Pinoleres, que marcan dos formas de vida claramen­te diferenciadas y que se han manifestada en nuestro paisaje y sociedad a lo larga de más de 500 años de historia.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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