viernes, 15 de diciembre de 2017

LAS NAVIDADES EN LA VILLA DE LA OROTAVA Y SU EXCELENTE EQUILIBRIO DE PAZ Y SERENIDAD



El  amigo desde la infancia de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; NAZARIO HERNÁNDEZ GARCÍA (CHILE), remitió entonces (09/11/2014) estas notas que tituló; “LAS NAVIDADES EN LA VILLA DE LA OROTAVA Y SU EXCELENTE EQUILIBRIO DE PAZ Y SERENIDAD”: “…Aire de Pascua / Se nota en el ambiente / Cierta alegría / ¿No es que llegan las pascuas?  / ¡Lo juraría!.......
Con este emotivo verso, publicado en el periódico "La Prensa" del domingo 19 de diciembre de 1937, el inolvidable Nijota, nos introducía en las fiestas, hace 71 años.
Son muchos los recuerdos de estas entrañables fiestas que han tenido y seguirán teniendo en el transcurrir de los tiempos. Intentaremos acercamos, 10 que nuestros recuerdos nos permitan, a actos y costumbres que más despertaron nuestra curiosidad Joven.
Oíamos contar aquello que se refería a las ceremonias que se celebraban en las iglesias y que se conocían, por así decirlo, como "misas de luz" que comenzaban nueve días antes del 25 de diciembre, y que en la Parroquia de San Juan Bautista, más curiosidad despertaban, sobre todo en la gente más joven. Comenzaban a las 6 de la mañana, cuando ya el sol, nos enviaba tenuemente, su calida luz, que se recibía con alegría, para combatir el frío que a esa hora, teníamos que soportar. Cuentan que a San Juan asistían gran cantidad de fieles de la parte alta, Aguamansa, Los Pinos, Barroso e incluso de La Perdoma. Se hacía el trayecto a pié, pues no habían guaguas y se alumbraban con antorchas, acompañándose de guitarras y otros instrumentos, para hacer más llevadero el camino. Aunque nadie nos ha dicho nada al respecto, suponemos que también traerían alguna garrafita de vino, para combatir las bajas temperaturas de la madrugada.
Las misas comenzaban 9 días antes del día 25 en atención a que cada día significaba un mes de embarazo de la Virgen. El 25 de marzo es la Encarnación de María y nueve meses más tarde, el 25 de diciembre, es el nacimiento de Jesús. De ahí el nombre de misa de luz. En San Juan eran amenizadas por un coro de vecinos dirigido por Don Domingo Febles, organista de la parroquia. Los caminantes acostumbraban a comprar el pan caliente, bien calentito, en la panadería de Doña Concha y por los caminos que conducían a la parroquia, se acompasaba el viaje al son de villancicos. Otra costumbre digna de elogios, era que tocaban a las puertas de los vecinos para que no se durmieran y pudieran unirse al grupo. Serenamente, hay que valorar el esfuerzo para poder cumplir con aquello que deseaban hacer. Algo muy ejemplar.
Muchos jóvenes terminaban celebrando un animoso partido de fútbol en lo que se conocía como cancha de tenis del recodo.
En la Parroquia de La Concepción también se oficiaban, pero como me han dicho, no eran tan populares.
En cuanto a la cena de Navidad eran muy diversas y, al parece, se hacían cuando se regresaba de la misa, lo que les permitía acompañarse y disfrutar de la amistad, hasta el alba del día 25. Los menús no eran muy variados, por la escasez de alimentos, pero las reuniones eran muy emotivas y llenas de fervientes deseos de salud y bienestar.
Leemos que otro aspecto curioso de estas fechas era la celebración de la misa del Gallo. No se celebraba a media noche, sino al alba y ante de llamarse o conocerse por Misa del Gallo, se conocía por maitines, el primer rezo litúrgico que se hace al rayar el alba y estaba amestizada por el canto del gallo -uno solo- que se llevaba expresamente .Cada canto del gallo se recibía con jolgorio y alborozo. En estas singulares misas, se bebía y comía bajo la vigilante mirada del sacerdote que presidía la misa. No creo que este singular hecho, fuese muy corriente en nuestra parroquia.
Los portales han sido siempre una muestra de arte y fe. Se confeccionaban en los más diversos lugares y casas particulares. Son de destacar el que se confeccionaba en la casa de Doña Catalina Monteverde, en el edificio que hoy ocupa el Liceo de Taoro. Era muy visitado el que se confeccionaba en el domicilio de Don César Hernández Martínez con figuras creadas por Ezequiel de León en sus andares primero como escultor. Propondría que los guardianes de este tesoro lo expusieran al público, como homenaje a su creador. Destacaba también el de Don Antonio Lugo, arriba por San Francisco. También el confeccionado en la parroquia de San Juan donde los vecinos contribuían con figuras confeccionadas en sus casa con escasos medios. Y así tantos y tantos.
Las casas particulares que como sabemos eran muy grandes, solían criar pavos y cerdos para consumirlos en la Navidad. Tengo un recuerdo muy hermoso que despertó nuestra curiosidad y extrañeza infantil. Ver bajar a los cochineros de Icod el Alto desde San Agustín hasta la plaza del Llano, para vender sus lechones, que traían en pequeñas cestas de mimbre. Junto a ellos traían pavos que cubrían toda la calzada con sus cantos y su multicolor plumaje.
Lo Divino, con sus villancicos ponía la nota alegra. Lo constituían grupos de personas hábiles con la guitarra y pandereta que, al caer la tarde, paseaban por las calles principales, alegrando y llevando el mensaje de Navidad. Solían solicitar algún aguinaldo para las personas más necesitadas. En ese sentido hay que destacar aquellos programas que emitía la Voz del Valle, que se conocía como "Las Tres Columnas". En el libro, que se editó como memoria de todo el que hacer de la emisora, se dice: " Pero, sin duda alguna, el programa asistencial doméstico que se lleva la palma, tanto por el prolongado desarrollo de cada edición como por la huella que dejó en la memoria colectiva de la comarca, fue Las Tres Columnas. Se trató de un espacio que estaba al servicio de las campañas recaudatorias que, bajo el eslogan La Navidad de los Humildes, tenía que organizar de manera obligatoria los ayuntamientos de la Orotava, El Puerto de la Cruz y Los Realejos, para paliar la situación de las familias más menesterosas en aquellos duros años. No era otra cosa que una simple cuestión voluntaria por teléfono con el consabido incentivo de desvelar por la radio la identidad del donante, éste tenía la particularidad de que las sucesivas aportaciones no iban a un saco común, sino al específico de cada municipio. El programa, que solía estar en antena los lunes y viernes desde finales de noviembre hasta la semana anterior a la nochebuena, lo llevaba el sacerdote José Siverio, que atendía las llamadas, con el auxilio de tres locutores, cada uno de los cuales estaba al frente de una columna. Al final de cada jornada, el estado de la recaudación se representaba el tres columnas de cartón proporcionales a las cantidades reunidas hasta el momento por cada municipio, con la inscripción, encima da cada una de ellas, de las pesetas correspondientes, las cuales eran expuestas al día siguiente en los escaparates de los principales comercios de la zona para incentivar el pique vecina". Lo más que me satisfacía es que los tres pueblos del Valle supieron comprender el mensaje que el padre Siverio trasladó mediante las ondas a toda la población. Aquella frase" Buenas noches padre" era el fiel reflejo de que la Navidad, une y nos hace vivir de otra manera.
Hoy me encanta ver las caras alegres y satisfechas que irradian felicidad. Me pregunto si ese sentir, esa paz y sosiego que respiramos en estas fechas ¿es los que entendemos por espíritu de la Navidad? Si es así, bienvenido sea…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario