viernes, 15 de diciembre de 2017

LOS LAVADEROS DE LA PIEDAD



La Amiga;  ARTOLA PALAZAGARTUNDUA remitió entonces (22/12/2015) esta interesante e histórica fotografía tomada en los sesenta del siglo XX, en el frente de la Cruz de Los Álamos en el famoso Barrio de La Piedad de La Villa de La Orotava, donde comienza los Peralitos y en el tiempo terminaba el camino Real, por donde se entraba a la Villa, desde Pino Alto a través de La Florida y lo que hoy se llama Camino Polo.
A la izquierda vemos claramente los que fueron los lavaderos públicos de la zona alta de la Villa de La Orotava, reconstruido con arcos de mampostería y planchas de zinc, según proyecto del arquitecto don Tomás Machado Méndez y Fernández Lugo, se encontraban, según el amigo de La Villa de La Orotava; MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, entre los tres primero molinos de la famosa ruta villera: “… El primero de todos en ritmo descendente no ha llegado hasta nosotros, aunque se conserva su asiento. Era el conocido por el nombre de la sierra, propiedad por aquel entonces de los herederos de Cristóbal de Torres. En aquellas fechas se hallaba arruinado y sin uso. En 1793 sus canales derramaban agua, pero ese era un problema constante en la mayoría. El 2 de diciembre de 1877 Rafael de Frías y Pérez solicitó al Heredamiento “levantar y poner en movimiento el molino que antes existía allí”, que había heredado de sus abuelos. En efecto se intentó su rehabilitación, pero su existencia fue precaria. En 1892 Cesar Benítez de Lugo adquirió su finca. En 1906 reseña que existen todavía las ruinas de un molino harinero”, que funcionaba pocos años hace antes de adquirirla. Se habían suspendido los trabajos “por el mal estado de los canales y del cubo, que era de madera”. Su propietario no pudo asumir su reforma por no poder afrontar tales los costes. Intentó levantarlo de nuevo, pero el heredamiento en su sesión de 10 de diciembre de 1906 lo impidió por entender que constituía un gravamen para tal sociedad. Del segundo, perteneciente a la casa del Marqués del Sauzal, sólo existía su asiento. El tercero, el de la Cruz Verde, o de las Cruces se hallaba en pleno uso y ha llegado hasta nosotros. Había pertenecido al colegio jesuita de La Orotava por herencia de Juan de Llarena. Con su expulsión en 1767 fue subastado, pasando su propiedad a los Cólogan. En ese momento estaba arrendado a Juan Ximénez…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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