domingo, 10 de diciembre de 2017

ORÍGENES DEL MEMORIAL FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA



Sus amigos futboleros de la Villa de La Orotava, el día 10 de diciembre del año 2010, organizaron un homenaje en el mundo del futbol a través de un Memorial denominado FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA.
Dedicado al FÚTBOL BASE EN GENERAL, que es lo que él precisamente; amaba y creía con toda su fe.
El amigo desde la infancia de la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (10/12/2010) estas notas que tituló  “PINCELADAS DEPORTIVAS DE FRANCISCO SÁNCHEZ”: “…Buenas noches. El recuerdo que tengo de mi hermano Francisco en relación a sus actividades deportivas lo puedo resumir de la siguiente manera: 
*Nació el 21 de septiembre de 1944, a la entrada del otoño, en La Orotava, segundo fruto del matrimonio de Isidoro y Herminia. El primogénito era yo, que le llevaba dos años y  jugué de central o de medio, nunca delantero como él. Después vinieron 5 hermanos más entre los cuales aparecieron Nani y Dardi que también le dieron al balón, a su manera.
*Francisco conoció el colegio de la Milagrosa, la escuela de doña Lucía y finalmente el Colegio de San Isidro, con los salesianos, así como el colegio de San Ildefonso con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en Santa Cruz de Tenerife.
De sus primeros años de vida destacaría su amor por el fútbol y por el baloncesto, y si no que se lo pregunten al amigo Bruno Álvarez; también por el balonmano que practicó en la capital de la isla con los hermanos del babero y en las milicias universitarias. En los veranos acompañaba a la familia en las cacerías de conejo por las cumbres de la isla.
Del fútbol señalaré su participación en el Infantil y en el Juvenil Iberia de don Chano, así como su presencia puntual en el Juvenil Plus Ultra, en las Fiestas de San Ginés de Lanzarote del verano de 1959, con el amigo Chile como entrenador. Por entonces tenía 15 años y entre los compañeros a Ramón H. Fariña y Ángel García. Años después consiguen con el Iberia el título de campeones juveniles de Tenerife y el subcampeonato de Canarias. Por entonces ya le comienzan a afectar los problemas de los riñones. Creo recordar que fue seleccionado junto con Ángel García para el equipo juvenil de Tenerife y acuden al  estadio Metropolitano de Madrid, de la mano de maestro Paco (a) el Barbero.
Ficha por la UD Orotava y juega la liga regional durante algunas temporadas. Inolvidable el viaje aLa Palma cuando el partido con el Aceró en Los Llanos de Aridane. Por el frustrado vuelo en avión y por las anécdotas en el barco de Ángel García. El árbitro era el lagunero Manuel Suárez y se ganó el partido con gran enfado de los palmeros que casi se comen al referee.
*Comenzó a estudiar Derecho en la ULL en 1960 y luego marchó a Madrid en 1962 para terminar la carrera en competencia con el fútbol. En ese verano fue invitado por el que fuera jugador de la UD Las Palmas, el defensa Juanito Beltrán, para que fichara junto con el primo Nolito, por el Valencia de mis amores. Les acompañé a la capital del Turia. Nolito se quedó pero mi hermano Francisco, que fue con una pierna escayolada a consecuencia de una grave lesión, tuvo que seguir para Madrid por mandato paterno para que siguiera estudiando en la Universidad Complutense y terminase su carrera profesional.
Durante su estancia en Madrid coincidió conmigo en el equipo universitario del Colegio Mayor “Francisco Franco”, que yo capitaneaba. Contaba con un equipazo por los jugadores que teníamos, y por ello casi siempre quedaba campeón del distrito de Madrid aunque jugábamos las finales anuales en Zaragoza, en el campo de El Torrero, con el equipo campeón de Barcelona. Francisco fue seleccionado como miembro del equipo universitario español y se fue a  jugar a Tubingen contra la selección universitaria de Alemania. Entre los compañeros De Felipe (Real Madrid), Lasso (UD Las Palmas), y Lolín Santana y Andrés Calvo, universitarios canarios.
Por entonces algunos jugadores canarios del Colegio Mayor alternaban el campeonato universitario de Madrid con el equipo de Villacañas, de la provincia de Toledo, hoy Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, y nuestro paisano grancanario Lolín invitó a Francisco a que fichara en el equipo de la ciudad toledana donde corría el dinero por las puertas de madera que fabricaban. No obstante a veces le pagaban con garrafones de vino que traía para el Colegio Mayor. El entrenador era Pepe Lacárcel, quien más tarde sería secretario general del Atlético de Madrid, equipo que admiró Francisco durante su vida a pesar de los clásicos sinsabores puntuales del viejo Atlético Aviación.
El Villacañas eliminó de la Copa del generalísimo al equipo del Real Madrid Aficionado, y se fijaron en Francisco los ojeadores del Madrid. Don Miguel Malbo, gerente del club merengue lo fichó. No obstante mi hermano se vino para Canarias y sigue jugando en la UD Orotava con una puntual participación en el Puerto Cruz por haber sido cedido para la Liguilla Interregional. Conoció como entrenadores a Ramón Mesa y  a don Francisco Duque.
Interviene Luis Molownny y se lleva a Francisco a la UD Las Palmas como cedido por el Real Madrid. De nuevo intervengo como representante de mi hermano y negociamos la ficha con el secretario general del club amarillo, García Panasco, por un total de 150 mil pesetas, es decir por unos mil euros la temporada. Viaja a Lanzarote para jugar con la UD el Torneo de fútbol de San Ginés. En la UD Las Palmas jugó la temporada grande de  los amarillos, la 1967-68, cuando quedan subcampeones de la Liga española. Ya Alfonso Rivero y Nolito habían estrenado la 1ª división española. Como luego hizo Francisco y más tarde Felipe Martín, laureado como internacional español. Ambos fueron nominados por razones diversas como Villeros de Honor. Recientemente el periodista deportivo Pascual Calabuig escribió un libro sobre el equipo canarión donde aparece Francisco. Al año siguiente le pido que se venga a Tenerife, a propuesta de Eduardo Valenzuela y José Antonio Oramas, presidente y vicepresidente del CD Tenerife, para que juegue con “los birrias” ya que el club había descendido a la tercera división.
Francisco termina su carrera deportiva con la UD y en 1970 participa en el ascenso de los copos de nieve a la 1ª categoría regional que habíamos perdido la temporada anterior. En 1972 contrae matrimonio con Carmina, con partido de fútbol pendiente, y es nominado como Mejor Deportista de La Orotava en la temporada 1972-73. Jugó el primer Trofeo Teide cuando el Deportivo de la Coruña estrenó el torneo veraniego. Fue nombrado seleccionador del equipo juvenil de Tenerife, etapa que comparte con Manolo Delgado Meco en el mundo futbolístico, lo que le permitió conocer a otros destacados deportistas  como Iñaki Saez y Clemente, entre otros.
Inició en el Puerto de la Cruz su carrera profesional como abogado en el despacho de Manuel Froilán, y con Ramón H. Fariña y Juan Luis inicia en La Orotava el proyecto de fútbol base con el infantil San Isidro. Más tarde alcanza la presidencia de la UD Orotava. De sus hijos, Marcos prevalece sobre Borja en materia futbolística por razones de edad.  La alopecia les llevó a los dos hermanos a perder el pelo y a retirase del fútbol. Pero a ambos le gusta la cantera, el fútbol base, las escuelas deportivas. Borja hubiera sido un buen comentarista deportivo como José María García; por su parte Marcos tiene un hijo, Xavi, que será un gran portero como el tío Antonio Sánchez.
La defensa de los intereses generales de los futbolistas llevó a Francisco a aceptar la invitación que le hiciera en su momento su compañero Gerardo Glez. Movilla para que participara en la AFE.
Como legado deportivo de Francisco podemos subrayar, además de las cosas bien hechas, el amor a la cantera y el romanticismo. En este sentido no sé si fue un buen jugador o un buen futbolista, en línea con las declaraciones de Valerón. Para mí sabía jugar al fútbol, le daba con el pie izquierdo y con el derecho, remataba bien de cabeza y marcaba goles, definía. Y si no que se lo pregunten a Ángel García y a Juan Jesús
Francisco sentía admiración por el tío Antonio, portero que fue del Celta de Vigo en los años 40. Y también por el primo Pepe (a) el Buje, y por los entrenadores que conoció, particularmente por Molowny y Chile, con los que compartió ratos agradables en los últimos momentos de ambos. Inolvidable su amistad con el palmero Luis Arrocha, conocido como Pasito, extremo izquierdo del Tenisca. De igual manera no puedo ignorar los años que jugó como veterano en el equipo de la Villa y sus recuerdos de La Palma. Siempre me llamó la atención su afición al equipo de Los Pinos que presidió su amigo Alejandro. En el verano de 2009 viajamos a Lanzarote para recordar los 50 años del Torneo  San Ginés de Fútbol. ¡Francisco disfrutó como un enano¡ De manera particular cuando Los Sabandeños nos dedicaron a los veteranos del juvenil Plus Ultra la canción: ¡¡¡Cómo pasan los años¡¡¡ que cantó un villero emocionado.
En la entrevista que le hiciera su hijo Borja en los últimos meses, quedó claro que para Francisco el  Barcelona y Messí eran los mejores, sin duda alguna.
En definitiva nos encontramos con un personaje de la Villa, que además de ser el primer alcalde democrático después de la dictadura franquista, fue un buen deportista que dejó bien alto el pabellón de su Villa natal, La Orotava. Lamentablemente se nos fue pronto pero hoy, sus amigos y su familia queremos recordarle en estas Navidades. Por ello celebro esta noche la presencia de viejos compañeros y amigos del fútbol venidos de Canarias y de la península. De Tenerife y Gran Canaria, de Lanzarote y de Bilbao.
Cuando Francisco se marchó a los cielos de las islas, Juan Cruz escribió en su despedida que se había ido un hombre generoso, el futbolista, el alcalde, el amigo. En el mismo sentido se expresó Antonio Expósito y le calificó como genio y figura. También conocimos una crónica necrológica de un admirador, Rafael Lutzardo, quien me sorprendió por sus comentarios acerca de su amistad con Francisco, nacida del deporte, y por calificarle “maestro de la vida”. El periodista portuense Salvador García le dedicó un brillante discurso en la prensa de la isla cuando le comenté que mi hermano estaba a punto de marcar “el gol de su vida”. Dejó constancia de Francisco como ciudadano de la Villa y ciudadano del Valle. Otro periodista cercano, Raúl Sánchez, le dijo “Adiós” cuando le recordaba como alcalde que iluminó La Orotava. No faltó la crónica emotiva de uno de sus pupilos, Sixto Escobar, en la editorial de su revista tinerfeñista. Finalmente el actual alcalde del ayuntamiento de la Villa, le dedicó unas letras en la prensa y destacó la marcha de un Villero ilustre, de un tinerfeño de excepción, de un extraordinario servidor público, un gran ser humano y un amigo inolvidable, que dedicó su vida a trabajar por el bien de sus convecinos, en todos los campos imaginables: en la política, en la abogacía, en el deporte, en la empresa, en el movimiento vecinal, en el sector vitivinícola, en la cultura. Fue un gigante discreto poco amigo de los protagonismos, apuntó Isaac Valencia.  
El acto de esta noche es el mejor homenaje que podemos hacerle al inaugurar el Memorial que llevará su nombre. Estoy seguro que Francisco, que fue amigo de la sencillez y la humildad, se quedará muy contento con esta actividad social y deportiva que le vamos a ofrecer  hoy en el Liceo de Taoro y mañana en el estadio de Los Cuartos.
Gracias por su asistencia y felicidades a todos…”.
El Amigo desde la infancia de La Villa de La Orotava; ÁNGEL GARCÍA GONZÁLEZ, remitió entonces (10/12/2010) estas notas que tituló “SEMBLANZA DE UN AMIGO: FRANCISCO J. SANCHEZ GARCÍA (1944-2011)”: “…Conocí a Francisco de párvulo en la Milagrosa en la clase de Sor Dolores allá por 1950. Era el que organizaba los partidos de pelota en los recreos, hasta que Sor Catalina tocaba la campana. Cuando la pelota se colaba por alguno de los ventanillos que ventilaban el sótano, Francisco siempre me mandaba a mí a buscarla, bien porque era el último que me había incorporado al colegio o quizás porque casi todos le tenían miedo a aquel oscuro territorio, aún en estructura, donde gobernaban Domingo Pupú y Manolo el de la cachinba, fieles servidores de las hermanitas.
Por el mes de mayo, Sor Dolores organizó una peregrinación a un altar con la imagen de la Virgen, ubicado por fuera de una casa en la curva de Los Pinos. Subimos todos cantando, ataviados de soldaditos, por el camino de La Cañada y atravesamos por el camino Polo. Después de la ofrenda, Francisco y yo recitamos unas loas a la Virgen que habíamos estado ensayando días antes. Al terminar el acto y aprovechando ese momento de unción y con la Virgen por testigo, sellamos un pacto de amistad por lo que, en adelante, él no me mandaría a buscar la pelota al sótano y yo, a cambio le eximía del debido respeto a los mayores, pues había averiguado que le llevaba nueve meses y medio de edad.
Poco me duró la compañía de Francisco, pues al curso siguiente el ingresó en el Colegio San Isidro en la llamada clase “Chica”, mientras yo me quedé en La Milagrosa un curso más, donde cinco chicos hicimos la Comunión rodeados de más de veinte chicas a cual más guapa.
Nos reencontramos un año más tarde, ya en Los Salesianos, en la clase “Media” del gallego Ramón Caeiro. Francisco obtuvo el primer premio y yo el segundo, consistentes en bandas de honor y varias medallas, impuesta por Don Claudio Sánchez en su despedida. Me acuerdo que salí disparado para que me vieran en casa, y cuando pasé por la Venta Nueva, Camilo Pérez, con su sonrisa habitual, me espetó: “Aquí viene el General Machado”.
Después del Ingreso “reglado” de Don Santiago, iniciamos el bachillerato y empezamos a participar en los campeonatos de fútbol por cursos, que eran bastantes reñidos, publicándose algunos resultados en la prensa, atrayendo a los ojeadores locales, que se sorprendían por la facilidad general para hacer “paredes” en un campo de zahorra.
Por recomendación de Francisco me admitieron como socio de la Compañías Religiosa de San Luis que seleccionaba a los que se distinguían por su conducta y aplicación. El “enchufe” me duró lo que tardó en llegar Don José Rodríguez de consejero, que me tachó de soberbio por no querer participar en un equipo federado del Colegio.
Como además era profesor de latín me condenó detrás de la pizarra durante sus clases y gracias a Eugenio y a Francisco que me prestaron los apuntes, pude aprobar en junio. En consecuencia en lugar de estudiar Letras opté por Ciencias, separándome otra vez de Francisco, esta vez por la Iglesia.
Más agradable fue la presencia de Don Víctor, recién ordenado sacerdote, como maestro de Música. En los ensayos de una pequeña zarzuela, nos llevaba el compás golpeando con una caña en la concha del apuntador; la caña se fue rajando hasta que se trilló la mano; se hizo sangre, lanzó la caña y se suspendió el ensayo. Al día siguiente trajo el palo del escobillón y esta vez la que se rajó fue la concha que era de chapa de madera. Sin embargo, la obra fue un éxito.
En 1959 el curso Preuniversitario iba viento en popa, con Alfonso Trujillo y García Prieto entre el profesorado, cuando a los dos meses viene una orden denegatoria para seguir. Francisco ingresa en el colegio San Ildefonso de Santa Cruz y yo en el Instituto de Canarias, en La laguna. Por ese entonces, de la mano de Chile, ya habíamos debutado en la UD Orotava en primera regional, después de pasar por el juvenil Plus Ultra e Infantil Iberia. A la temporada siguiente 60-61 cuando ya estábamos equipados para jugar, el entrenador visitante nos acusó de no tener la edad reglamentaria y nos tuvimos que cambiar y salir de la caseta con las lágrimas en los ojos.
Pasamos al Juvenil Iberia y al poco fuimos convocados a la selección juvenil de Tenerife para enfrentarnos con la de Las Palmas, entrenada por Luis Molowny ex jugador del Real Madrid y siete veces internacional. Después de tres reñidos partidos, pasamos a enfrentarnos con Castilla por lo que fuimos a Madrid en febrero de 1961. La estancia en la capital fue un cúmulo de atenciones. Nos invitaron al partido Madrid-Granada y a una excursión al Valle de los Caídos y El Escorial.
Conocimos a Arsenio Arocha (ex jugador del Real Madrid) y ahora directivo del Hogar Canario en la C/ Fuencarral , que invitó a todo el equipo al Baile de Piñata, pero poco bailamos pues estábamos cansados del partido con prórroga, jugado esa misma tarde.
Teníamos a Isidoro de guía por Madrid, que nos llevó por la zona más castiza, enseñándonos a comer gambas en El Abuelo, pues en lo que nosotros pelábamos una, él se comía tres.
Eduardo, tío de Francisco, nos llevó en su coche por los sitios importantes y nos presentó, en un bar que regentaba en el Puente de los Franceses, a Jesús Narro ( ex jugador del Madrid) que había estado destinado del 38 al 40 en el Batallón de La Orotava y que de tantas guardias que había hecho, se sabía de memoria los arcos y las bombillas que tenía el Kiosco de la música.
En mayo estuvimos en La Palma, también con la selección y aquí tuvo Francisco su primera actuación como futuro abogado. Estábamos recluidos en las habitaciones de una pensión antigua, de madera de tea.
La radio da la noticia de que el Tenerife había subido a Primera División en Extremadura. Empiezan a estallar voladores en el patio cubierto del edifico y el dueño, asustado por el peligro que ello suponía, llama a los grises. Nos reúnen a todos en el patio y preguntan por el autor. Previamente alertados por Francisco, primero sale uno, después otro y así hasta 15. A la vista de que no había daños, la cosa terminó con arresto colectivo de no ir esa noche a la verbena y para los mayores, abrir una sidra para celebrar el ascenso.
A finales de mayo el juvenil Iberia se proclama campeón de Tenerife y al mes siguiente sub-campeón de Canarias, pues el Juvenil Las Palmas, con Germán a la cabeza, fue muy superior. Pero Don Chano quedó muy satisfecho pues logró igualar con sus chicos, los títulos que consiguiera como jugador en el Iberia de la capital en 1942-43.
En cambio Francisco, cae enfermo de los riñones, y estaría apartado de los campos de juego casi un año. En una visita al doctor Don Luis Carrasco en la que le acompañé nos recomendó que jugáramos al ajedrez. Y reposo, mucho reposo. Pero Francisco llevaba el fútbol en las venas. Tal es así que cuando en noviembre de 1962, ya estudiando en Madrid, me escribe que había jugado un partido DESCALZO con el equipo del Colegio Mayor, pues la competencia de buenos jugadores era grande.
En otra carta se asombra de una manifestación de más de 3000 estudiantes contra el gobierno italiano de Fanfani, por apoyar lo que el régimen llamaba el contubernio de Munich. Pero eso no fue nada en comparación con la revuelta contra el “Corsé del SEU”, en febrero del 65 con 5000 estudiantes en una sentada y los grises dando porra, y que le costó la cátedra, por apoyar la insurrección, a Tierno, Aranguren y García Calvo y que a nosotros nos coincidió con los Juegos Universitarios. Yo iba con el distrito de la Laguna y Francisco con el de Madrid. El partido, sin fuerza pública, se decidió con un gol de Francisco que nuestro portero, Angulo, estimó ilegal y corrió detrás del árbitro que se quedó blanco. Al finalizar el partido, Francisco me llevó a su colegio, donde pasé la tarde y cuando amainó la algarada, me acompañó a nuestra pensión de la calle Fuencarral.
Hasta que cumplió los 20 años, Francisco perteneció al Orotava, pero jugaba solamente cuando venía de vacaciones. Partido sonado fue el de la víspera del Cristo de 1963, en el que eliminamos al Realejos de la Copa, faltando solamente un minuto. Francisco y Nolito, autores de los goles, fueron sacados a hombros por los aficionados. Con la prima que nos dieron, Francisco y yo fuimos a La Laguna, recogimos a unos amigos de Las Palmas que estaban de exámenes de septiembre y nos metimos en un ventorrillo de la Plaza del Cristo donde estuvimos de juerga hasta que se acabaron los cuartos.
Pasaron dos años en los que solamente veía a Francisco en Los Rodeos haciendo las milicias. El había estado un año en el Villacañas y otro en el Real Madrid Aficionado, donde creo que firmó sin leer la letra menuda. Efectivamente, en septiembre del 66, viniendo yo de Lérida, de servir a la patria me invitó al partido Real Madrid - Hamburgo de despedida de Santamaría que era su entrenador. Le hizo un regalo porque estaba contento con él, pero no con la directiva, pues al manifestar que regresaba a La Orotava por haber terminado sus estudios, le dijeron que le quedaban 3 años más de contrato.
Por eso jugó cedido en el Orotava al año siguiente (con cesión a su vez al Puerto Cruz), en la UD Las Palmas y en el CD Tenerife, lo que supuso un hándicap en su carrera deportiva. Su estancia en la UD Las Palmas coincidió con uno de los mayores logros de la cantera canaria. Su renta vitalicia fue el trato con Luis Molowny y la amistad con sus compañeros, como se comprobó en la celebración del 40 aniversario en 2008. Su vida deportiva termina en el Orotava cuando comienza la de nuestro internacional Felipe Martín. Algo le habrá enseñado. Francisco es nombrado mejor deportista local y después se casa con Carmina. Su contrato no tiene letra menuda porque firma en blanco.
En octubre del 73 vuelve a La Orotava Don Víctor Rodríguez que iniciará una labor social en la parte alta del Valle y que tiene en Francisco un eficaz colaborador. Pero a Francisco se le acumulan los cargos honoríficos: seleccionador de juveniles, miembro del comité de competición, presidente de la UD Orotava… y como distracción mas fútbol: escuela de futbol-base y equipo de veteranos con sus reuniones sabatinas regadas con vino tinto y aderezadas con democráticas discusiones que presagiaban que el tiempo iba a cambiar y tanto…que en los carnavales de 1975 una guillotina de mentirijillas se puso en acción, con Francisco de concejal y el hermano mayor “clavado” de alcalde.
Pero llegó la política de verdad y esta vez se invirtieron los papeles, y Francisco como Alcalde tuvo que volver a Madrid para entregarle al Rey la Medalla de Oro de esta Villa. Acertada medida en su momento, porque en los tiempos actuales se hubiera tenido que cambiar de metal.
Terminada su etapa política, vuelve otra vez al futbol de cantera. Se rodea de buenos colaboradores: Fariña, Juan Luis, Alejandro, Carmelo, etc.… y amplía la red de equipos. Crea el Juvenil Los Pinos,  para que no se le disgregue la grey. Su fórmula es revolucionaria: formar antes que ganar.
Cuando más entusiasmado estaba con su labor, después de muchos años de intenso trabajo, le vino la noticia más dolorosa que él se pudiera imaginar: se asfaltaba el campo para destinarlo a otros deportes. “Han arruinado mi vida”, dijo.
Para paliar la pena, nos tiramos al monte, porque la naturaleza no defrauda nunca. Todos los sábados y aumentando paulatinamente el recorrido, íbamos de Aguamansa a Chanajiga, hasta que un día nos atrevimos a subir al Parador: tardamos ocho horas con frío, agua y sol.
En octubre fuimos a Candelarias lejos, de promesa. Aunque nos echamos una siesta debajo de los castañoss de Arafo, llegamos muy cansados. Menos mal que nos esperaba Carmina que nos reanimó. Y pudimos entrar en la basílica, darle gracias a la Virgen y gozarnos la misa rendidos a sus plantas, porque no nos teníamos en pié.
Al año siguiente el grupo caminante fue en aumento con familiares y amigos. Los itinerarios se ampliaron a todo la isla de Tenerife: Anaga, Teno, Las Cañadas, Macizo de Adeje… En 1996 cruzamos el charco y fuimos a La Palma y Gran Canaria. Especial interés despertó la búsqueda del pintoresco barrio de Lomo Magullo, entre Telde y Valsequillo, lugar de donde había partido a principio del siglo XX el abuelo paterno de Francisco, Don Juan Sánchez Cruz, para venir a establecerse en el Valle.
También viajamos a Galicia, donde comimos más que caminamos. Al menos tuve la suerte de que me enseñaron el camino de Santiago.
Y al año siguiente volvíamos a Galicia… al bautizo de Santiago. Después de la ceremonia ascendí a compadre-consorte de Francisco, al ser Carmina la madrina.
En el otoño de 2003, Francisco tuvo de huésped en su casa de los Altos a Luis Molowny. Juntos recordaron viejos tiempos en la UD Las Palmas y los difíciles comienzos en Tenerife, antes de fichar en el Marino. Su visita le dio nuevos bríos a Francisco que volvió a integrarse en las cosas del fútbol: comisión 85 aniversario UD Orotava, celebración en Las Palmas del 40 aniversario de la etapa del 67-69, bodas de oro del Plus Ultra en Lanzarote, bodas de oro Iberia campeón de Tenerife.
A pesar de su enfermedad tenía una lucidez tremenda. Ya no caminábamos como antes pero paseábamos con Ramón Fariña bien en la Plaza del Llano o en la de la Alameda y manteníamos animadas tertulias. Lo más que me asombraba era que nos daba ánimos a los demás con su optimista sonrisa.
En diciembre pasado, cuando regresábamos de Santa Cruz de un acto cultural, fue aplazando de pueblo en pueblo la consabida parada para tomar algo, hasta que llegamos a su casa y sacó una botella de vino y unas tapas y hablamos largo y tendido, sosegadamente: de Santiago Palmero ( compañero mío de Preu en La Laguna ), de Darío Mesa y amigos de Lanzarote, de Manolo Meco y los amigos de Bilbao ( Sáez , Clemente, Ricardo…),del Médano de abuelo Eustaquio, que con su viento y su baño era su segunda pasión. Aquí le repliqué que quizás fuera la primera, porque en un partido de Copa en Tacoronte, Paladín, en su crónica de “Aire Libre”, daba por bueno el empate del Orotava “pese a las bajas de Evadio y Cubas, lesionados, y Francisco Sánchez, que había preferido las aguas del Médano”. En fin, que buchito a buchito, terminamos la botella. Fue la última vez que bebimos juntos.
Y en el mes de abril de este año me mandó por internet una especie de testamento deportivo con unas conclusiones muy certeras que incluimos como epílogo en la pequeña historia de la cantera del Iberia, divulgándolo tal cual eran sus deseos.
Dios quiso que su partida fuera un día tan señalado como el día de la Cruz. Cruz grande, la de su enfermedad que cargó durante cinco lustros sin una sola queja. Y Cruz chica, la del santo madero de Los Altos que tan primorosamente adornaba todo los años y a la que llamaba la de las tres monedas en el platillo: Una para las flores / Otra para el vino / Y otra para los voladores / Así de sencillo / Como era Francisco, el amigo…”.
Decirle a Isidoro y a Ángel que esa noche del día 10 de Diciembre del año 2010, en el homenaje celebrado en la Sociedad Cultural del Liceo Taoro a nuestro querido Francisco, las campanas; del templo parroquial y Matriz de Nuestra Señora de la Concepción, de San Juan Bautista, de San Francisco, de Santo Domingo de Guzmán, de San Agustín y de Sor Catalina, sonaron a gloria, por qué desde arriba las entonces las oyeron; Don Chile, Don Chano, Don Luis Molowny y Don Víctor y por supuesto Francisco que está con ellos con sus padres y con todos sus amigos.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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