martes, 20 de febrero de 2018

DON LUIS MOLOWNY ARBELO, UN CANARIO SEÑOR Y UNIVERSAL



Fotografía de don Luis Molowny, en la Finca de Los Altos de La Villa de La Orotava con su ex discípulo en la UD. Las Palmas el amigo de la infancia en la calle el Calvario de la Villa de La Orotava; Francisco Sánchez García.

El amigo desde la infancia de la calle el Calvario de la Villa de La Orotava; FRANCISCO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (06/04/2012) estas notas que tituló “DON LUIS MOLOWNY ARBELO, UN  CANARIO SEÑOR Y UNIVERSAL”: “…Nunca me pude imaginar que aquel jugador del Real Madrid al que llamaban el Mangas, y que por canario competía en mis preferencias infantiles, con los otros paisanos del Atlético Madrid, Silva, Hernández, Mujica, Farias…., se fijase en las cualidades deportivas de mi persona en un encuentro de fútbol de la Liga Interregional que con el CD Puerto Cruz disputábamos con el Ferreras campeón de Gran Canaria, al que le ganamos por 0-6 en el Estadio Insular de Las Palmas, allá por Junio del año 1967. Al término del partido, el amigo Pagés, ex jugador y ex directivo del Puerto Cruz, ya fallecido, sobresaltado aún por los comentarios que le había terminado de hacerle Don Luis Molowny sobre mis maneras futbolísticas, me vino a contar el especial interés que éste  le había mostrado para que me incorporara a su UD Las Palmas 1967/68 en el que había fichado como entrenador. Sobre todo al enterarse de que jugaba en el CD Puerto Cruz cedido por el Real Madrid con cuyo club estaba muy bien relacionado, y con el que meses antes quien suscribe había  fichado como jugador amateur por interés de Don Miguel Malbo, para terminarme de hacer como jugador para el primer equipo del Real Madrid, en el Rayo Vallecano que en aquellos momentos  ejercía de filial.
Y así ocurrió. Primero el irrepetible Secretario General de la UD Las Palmas Don Jesús García Panasco se puso en contacto conmigo para informarme que no había problemas con el Real Madrid para que jugase la temporada 1967-68 como cedido, dado el interés mostrado  por Don Luis Molowny  cuya cesión había resuelto con aquel equipo, por lo que si estaba conforme me trasladara a Las Palmas para firmar la ficha con la UD Las Palmas, como así hice.
Entonces, terminadas mis prácticas militares como Alférez de Complemento en el Regimiento de Infantería 49 Batallón de Maniobras de Los Rodeos a finales de agosto de 1967, me incorporé al equipo de la UD bajo la disciplina de Don Luis Molowny. Los primeros partidos de entrenamiento con mi presencia fueron más que esperanzadores tanto para el míster como para su directiva. El equipo estaba pendiente del servicio militar de Gilberto I, Martín II y  Niz desconociendo la posibilidad de sus permisos y de sus buenas formas. Por ello, empezamos en tales partidos preparatorios, formando la delantera José Juan, Justo Gilberto, Germán, yo y León. Pero a medida que seguían los entrenamientos y los partidos, me daba cuenta que mi forma descendía, y la situación de los militares mejoraba en cuanto a permisos y estado físico. El ojo clínico del míster reajustó de inmediato la delantera, dado mi bajón físico, pasando José Juan a centro delantero, León a extremo derecho, Giberto I a extremo izquierdo, Germán a interior izquierda, manteniendo a Justo Gilberto de interior derecha. El éxito fue total, y con esa delantera y con Ulacia de portero, Aparicio, Tonono y Martín II de defensas, y Castellanos y Guedes, con las aportaciones esporádicas del portero Oregui, de los defensas Martín I y José Luis, del medio Niz y mía en la delantera, quedamos terceros en la Liga.
Al final de esa temporada 1967-68, nos había correspondido el Langreo de 2ª División en la competición que se denominaba  Copa del Generalísimo. En el partido de ida, noté una pequeña movida, como si quisiera el equipo prescindir de mi suplencia que tan normal había aceptado durante la temporada. Se quería dar descanso a algunos jugadores, pero para sustituirlos no se quería contar conmigo dado mi carácter de cedido por el Real Madrid, sino a los otros jugadores pertenecientes en propiedad al equipo. Lo acepté en Langreo. En el partido de vuelta en Las Palmas se había dado la convocatoria en la que era normal me citaran como suplente. Cuando por la mañana del sábado correspondiente me dirijo al Insular para coger la guagua que nos llevaba al lugar de concentración en Santa Brígida, me veo a Germán del que era  suplente natural y al que habían convocado como titular, que me dice: “Sánchez, ahora que no puedo jugar por lesión y te iba a dar la oportunidad, me parece que tampoco va a poder ser, porque están llamando al que no habían convocado por descanso, para que me sustituya”. Me dirigí a la caseta del  Estadio para confirmar lo que me había dicho Germán, y un compañero me comentó: “Sánchez a aguantarse tocan”. Yo de mal criado, le contesté: “aguantarán ustedes, pero yo no necesito el fútbol y me voy”. Cogí mi maletín de concentración y me marché. Don Jesús García Panasco y Don Luis Molowny me estuvieron esperando en la guagua más de lo habitual dando tiempo a que yo llegara. No se esperaban un acto de indisciplina por mi parte tan grave. Pero no llegué porque vi el partido como otro espectador más…… hasta el lunes en que me encontré en el restaurant El Timple con Don Luis al que saludé devolviéndome el saludo. Al poco rato, seguramente avisado por Don Luis llegó al restaurante Jorge, un querido administrativo del Club para citarme para el día siguiente a la oficina del Sr. García Panasco. Fui el martes y el otro día miércoles a hablar horas con Don Jesús. Charlamos largos y tendidos sobre el expediente que me quería abrir por el portazo tan fuerte que había dado. Le repliqué sobre los nulos derechos de los jugadores profesionales conversando sobre otras muchísimas cosas relacionadas con el fútbol y el derecho de retención que tanto afectaba la dignidad de los profesionales. Pero lo que más me recalcó fue lo que mi actitud había molestado a Don Luis Molowny, conociendo que por su interés principalmente me encontraba en la UD. Me exigió una reparación directa hacia su persona. Yo lo acepté de manera inmediata lo que no dejó de sorprender a Don Jesús, quien creo estaba seguro no la iba a aceptar. Tan pronto dejé sus oficinas, llamé a Don Luis por teléfono para pedirle me recibiera donde quisiera para hablar con él sobre el tema. Quedamos en su casa al día siguiente por la tarde.
 La reunión no pudo resultar más entrañable y en medio del whisky al que me invitó, pude conocer la tremenda humanidad y personalidad deportiva de un hombre hecho para prestigiar el fútbol. No sólo le pedí disculpas sino que quedamos amigos para siempre, lo que pude corroborar hace un par de años, cuando me aceptó la invitación a mi casa.
Porque fue esa especial personalidad deportiva la que le inclinó intuitivamente a la mezcla de tinerfeños y canariones con un par de peninsulares para que obtuviera como resultado la brillantez que se propuso. Sabía que los genes deportivos canarios eran y son de extraordinaria calidad. Lo había experimentado él y otros compañeros paisanos en los diversos equipos profesionales donde participaron. Lo comprobó con la selección de juveniles de Gran Canaria haciéndola campeona de España. Y cuando lo fichó la UD Las Palmas sólo tuvo que incorporar sangre chicharrera a la canariona para obtener primero ese prestigioso tercer puesto, y al año siguiente, el subcampeonato de Liga.
 Ese ojo clínico de Don Luis le llevó a triunfar en el orden más importante de su vida cual es el familiar, sintiéndose muy orgulloso de su esposa y principalmente de los hijos que aportaron a este planeta tierra. Si supieron crear una familia modelo, le resultó fácil a Don Luis acertar con el Real Madrid en sus diferentes fases o etapas. No se trataba de decirle a sus jugadores: jueguen como saben. En los entrenamientos nos marcaba con la facilidad que parece que escribe un Premio Nobel de Literatura, las posiciones y la forma que cada jugador tenía que adoptar para que el equipo funcionara, marcara y ganara. Y eso no era ni es tan fácil. O sí, tan fácil como escribió Don Ernest Hemingway, el Viejo y el Mar.
Para alcanzar esa extraordinaria personalidad que a todos los que le conocimos tanto nos ha encandilado, creo que hubo un factor que impactó positivamente su vida. Don Luis, especialmente por sus excepcionales cualidades deportivas, supo perdonar de joven a quienes le hicieron daño política y socialmente a su padre, y con él a toda su familia. Y se encontró de joven con personas tan generosas como Don Isidoro Luz Carpenter, quien lo trajo de Santa Cruz para que jugara en el equipo de fútbol del Vera, aunque no tuviera edad para ello, manteniéndolo en el barrio, hasta que vinieron del equipo del Marino de Las Palmas para ficharlo, a lo que Don Isidoro Luz no puso el menor reparo, dado el monto de la ficha que le ofrecían muy superior a la del Vera. Me mostró su especial agradecimiento a Don Isidoro por ese detalle. También me comentó que al incrementarle el Marino al año siguiente  dado su buen rendimiento le permitió llevarse  su familia a Las Palmas, lo que agradecía en sobremanera a sus dirigentes.
Del cariño que le profesaba Don Santiago Bernabeu fui testigo directo en agosto de 1968, cuando después de la cesión a la UD Las Palmas, regresé a la disciplina profesional del Real Madrid, y en el acto de la presentación en la caseta del Estadio Chamartín, Don Santiago me reconoció delante de todos los compañeros profesionales como  licenciado en derecho, preguntándome por Don Luis y expresando el gran afecto que sentía por él.
La represalia social contra su padre fue un dato familiar muy poco conocido que la prensa madrileña tuvo la delicadeza de reservar, dada la discreción que Don Luis siempre ha mantenido con esa etapa de su vida, cuyo efecto sólo ha mantenido en la mesa y casa familiar, al pedirle que en ellas nunca se hablara de política, la mejor manera de perdonar a quienes tanto le hicieron daño.
 Como tuve el privilegio de invitarle a mi casa hace tres o cuatro años en la que tuvimos ocasión de compartir mesa, conejos salvajes, papas bonitas, vino tinto del Valle y whisky  con mis primos y otros amigos, supimos del amor al fútbol, pero principalmente del cariño y orgullo por su familia, que le daba suficiente tiempo para relacionarse con una peña de amigos que le tenía en una perfecta tensión vital, lo que todo en conjunto, pude observar, le dio una vida serena de deberes muy bien cumplidos durante sus últimos años.
Gracias a la Organización del Trofeo Teide, Don Luis tuvo también la satisfacción de recoger personalmente hace seis años la estima que se le tiene en el Valle y en todo Tenerife, siendo el  protagonista del Trofeo Teide al que asistió como especial invitado. Quedó pendiente de la visita a La Orotava en la Octava del Corpus y Romería de San Isidro, que ahora disfrutará y apoyará como espíritu benéfico en el que se ha transformado como toda persona de bien, para la permanencia de tan extraordinarias manifestaciones religiosas.
Otra circunstancia que me permitió relacionarme con Don Luis, como Director deportivo del Real Madrid, fue con motivo de mi presidencia de la UD Orotava año 1978 al tener que enfrentarnos con el Real Madrid Amateur en el Campeonato de España de Aficionados. Nos encontramos en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid para dilucidar el partido de vuelta. Departimos sobre la política de cantera, y me anunció el peligro que le estaba suponiendo los familiares directos de sus jugadores de base, que se consideraban todos padres de fenómenos. Se extrañó de que esa marea no hubiera llegado todavía a La Orotava, pero que me preparase, porque llegaría. Tuve la suerte que ni me cogió con la UD Orotava ni en los seis años que estuvimos en el Colegio Salesianos con benjamines, alevines, infantiles y juveniles. Pero tuve conocimiento de los efectos negativos de esa marea, aunque pienso que lo peor ya ha pasado. En ese encuentro me confesó lo duro que le significaba entrenar, principalmente porque nada más terminar el partido del domingo, su mente empezaba a preocuparse del partido siguiente, lo que le creaba gran tensión, pero que aceptaba por el amor que le profesaba al fútbol y al Real Madrid.
 Nos vimos por última vez en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas el pasado año 2009, cuando el periodista Don Pascual Calabuig y la empresa patrocinadora VVO nos invitó a los que formamos las plantillas de la UD Las Palmas Temporadas 1967-1969 al anuncio de su libro sobre esas campañas tan exitosas. Quedamos en que nos llamaríamos para vernos en las fiestas de la Villa de la Orotava. Aunque siempre me pedías me acercara primero por su casa para corresponderme a mi primera invitación.
En cuanto me sea posible, visitaré a su familia en la calle Pi y Margall de Las Palmas, para felicitarles con un abrazo por haber gozado tantos años de Don Luis Molowny un personaje  canario y universal por haber dado, con sus excepcionales cualidades humanas y futbolísticas, prestigio y valor al deporte del fútbol.
Gracias por todo, Don Luis, o mejor, Luis, como siempre me pedías te tratara. ..”   

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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