miércoles, 25 de abril de 2018

PREGÓN Mª AUXILIADORA 2018


El amigo y compañero de docencia; ANTONIO CALZADILLA “TOÑO”, profesor del Colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava, remitió entonces (25/04/2018) estas notas que tituló; “PREGÓN Mª AUXILIADORA 2018”:
“…Si duerme, con amor sueña con Ella
Y si vela, encamina Ella su paso.
La amó desde su infancia hasta su ocaso
Y en su frente Ella fue radiante estrella.

De su ardoroso pecho tal centella
Saltaba el nombre de Ella en todo caso.
Jamás obra emprendió por mero acaso,
Que siempre le guió su Lumbre bella.

En todo instante fue su Auxiliadora,
Su norte y meta y quicio y puerto y guía
y luz del pensamiento, en noche fría…

Con emoción, mirando a la Señora:
¡”TODO LO HA HECHO ELLA – dijo – TODO”,
con solícito afán, materno modo!

Señor Director, Directora, hermanos salesianos, Señor Presidente del Patronato San Isidro, miembros de la Asociación de Mª Auxiliadora y de AMPA, cooperadores, compañeros profesores, antiguos alumnos, alumnos, amigos todos,  buenas noches.
Antes de empezar darle las gracias a mi amigo Pepe Afonso, por la introducción al acto. Se nota que es amigo por todas las cosas buenas y bonitas que me ha dedicado, no sé si estaré a la altura de lo que me ha exigido. Cuando D. Abel me nombró como pregonero para el 2018, supe y quise, que fuera él quien me presentara, a lo cual accedió gustosamente. De nuevo Pepe, gracias, la verdad no sé cuántas veces te las he dado desde que nos conocemos.
Desde que comencé a escribir este pregón, tenía muy claro que quería terminarlo con un poema, soneto de D. Antonio Márquez. Repasando sus libros publicados, elegí el dedicado a “Su Virgen”, pero hojeando otros pregones, ¡qué casualidad!, Pepe Afonso en el 2015, terminó con él. Aún así, decidí escoger el soneto como apertura de este acto, para recordar a D. Antonio, mi antecesor como Jefe de Estudios, y a Su Virgen, nuestra Virgen, María Auxiliadora.
Pero empecemos por el principio, cuando me dan la noticia de que seré yo el pregonero para este año.
Había tenido unos días complicados con los alumnos de cuarto, estábamos trabajando la formulación de Química Orgánica, y después de unas incidencias con unas tareas y unos enfados de los míos, les puse un examen de formulación justo el día antes de irse de viaje a Inglaterra. Hubieron quejas de todo tipo, pero la prueba por supuesto que se hizo y el éxito fue bastante bueno, casi todos aprobados y con buena nota.
Al cabo de unos días, en un intercambio de clase llega D. Abel. Mi primera impresión es que viene a comentarme algo sobre todos los incidentes de la semana, pero mi sorpresa fue cuando me dice que quiere que yo sea el pregonero de la fiesta de Mª Auxiliadora para el siguiente año. Mi primera reacción fue decir que no, y argumentando falta de tiempo, le agradecí la confianza puesta en mí y me comprometí a serlo en el año 2019, que estaría prejubilado y tendría mucho más tiempo para su preparación. Lo comenté con algunos compañeros y en mi casa, y todos me hacían la misma pregunta: ¿le habrás dicho que sí?, mi respuesta, no, para el 2019. Durante la tarde pasaron “unas cositas”, no voy a contarlas, y al día siguiente de la propuesta de D. Abel le dije que aceptaba con mucho orgullo su ofrecimiento. A lo largo del año me he arrepentido unas cuantas veces, en algunos momentos hubiera preferido la bronca por lo del examen de formulación, pero cuando me senté a escribir, sabía que era una gran responsabilidad y lo he hecho disfrutando, recordando anécdotas y vivencias que he tenido a lo largo de los treinta y tantos años en el colegio.
Mi primera pregunta, ¿de qué hablo yo en un pregón de María Auxiliadora?. Empecé a anotar en una aplicación de Ipad cualquier cosa que se me ocurría y a partir de esos “apuntes”, he elaborado estas notas, intentando no cansarlos a esta hora de la tarde-noche.
Para empezar y como introducción, quiero hablarles un poco sobre la historia acerca de la devoción hacia María Auxiliadora.
El primero que llamó a la Virgen María con el título de "Auxiliadora" fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en el año 345, él dice: "Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios".
A partir de ese momento y a lo largo de los años se suceden distintos acontecimientos que glorifican la imagen de la Virgen, aumentan su devoción y propagan la oración breve y fervorosa “María Auxiliadora de los Cristianos, ruega por nosotros”
Destaco algunas fechas:
En el año 1572, el Papa San Pío V ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías la advocación "María Auxiliadora, rogad, por nosotros". Porque en ese año, Nuestra Señora libró en la batalla de Lepanto a toda la cristiandad, que venía a ser destruida por un ejército mahometano de 282 barcos y 88.000 soldados.
En 1600, los católicos del sur de Alemania hicieron una promesa a la Virgen de honrarla con el título de auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la terrible guerra de los 30 años. La Madre de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de 70 capillas con el título de María Auxiliadora de los cristianos.
En 1683, los católicos al obtener la victoria en Viena contra los enemigos de la religión, fundaron la asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 países.
En 1814, el Papa Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente el pontífice quedó libre, y llegó a Roma el 24 de mayo. Desde entonces quedó declarado el 24 de mayo como día de María Auxiliadora.
En el año 1860, la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo. En sólo cuatro años estuvo terminada la Gran Basílica, gracias a los favores de sus devotos. El Santo solía decir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.
Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana". A partir de ese momento, aparece en la vida de Don Bosco como eje “central y sintetizador”.
Mis primeros contactos con el colegio fueron futboleros. En los años 71-72, jugaba en el Infantil Peñón, y nos enfrentábamos a dos equipos de La Orotava que jugaban en el campo de tierra, ahora de piche, el San Isidro y el Bosco. Unos cuantos años más tarde, mis amigos del Puerto me llamaron para completar el equipo de profesores que se enfrentaba a los alumnos de 7º - 8º de EGB, no recuerdo la fecha, pero posiblemente por la festividad de San Juan Bosco.
Hice el servicio militar en Girona, donde aparte de guardias, retenes y refuerzos, hacía análisis de sangre y orinas. A los pocos días de licenciarme, terminar la mili, empecé a trabajar en Sanidad, en el Puerto de la Cruz, con la misión de crear en una sala vacía un laboratorio de bromatología (análisis de aguas, aceites, carnes… ). Curiosamente en ese edificio donde trabajé durante casi tres años, había nacido y estudiado. Lo mejor era que no me llevaba ninguna tarea para casa: ni programaciones, ni situaciones de aprendizaje, ni treinta entrevistas que cumplimentar los fines de semanas. Pero había un problema, el trabajo era “inestable”, no era seguro. Uno de mis amigos que trabajaba en el Colegio, Melchor, profesor de Lengua que vivía enfrente de Sanidad, me comentó que el docente encargado de impartir Química había aprobado las oposiciones. Ante esta situación, me comentó la posibilidad de dar clases en el colegio, cuando eso estaba casado y tenía un niño de unos pocos meses. Se acordó una entrevista con el Director Titular, en ese momento, D. Francisco Villalobos. Todavía recuerdo bien sus palabras: “cuando yo diga blanco, tú no digas negro”. Me entregó una bolsa con un montón de libros de Física y Química de BUP y hasta septiembre.
Junto a mí, entre otros, entraron en el colegio el actual alcalde de La Orotava, Francisco Linares y dos salesianos, D. Antonio Sánchez y D. Antonio Márquez.  Y ahí empezó todo.
Desde el día 1 de septiembre de 1985 estuve en el colegio, asistí a los exámenes extraordinarios y a los pocos días empecé a dar clase, el contrato está firmado el 23 de octubre. Había dado algunas clases particulares en mi época de estudiante, pero verme frente a grupos numerosos de alumnos era nuevo para mi. Recuerdo el primer día de clase, en la actual sala de informática, con 50 alumnos. Intentaron, como buenos alumnos que eran: “sondearme”, a ver cómo respondía. Esa fue la primera y última vez, saqué mi carácter a pasear y listo, amigos todos. Tenía 28 años y de cuerpo ya lo ven, era uno más de ellos. Tanto es así que en ocasiones, cuando se terminaban las clases por la tarde, en el patio central se organizaba algún que otro partido de fútbol donde participaba.
En aquellos tiempos no era necesario el CAP, y los compañeros me dijeron que tenía que hacer una programación de las asignaturas que impartía. No tenía ni idea de cómo hacerla, me pasaron una de Biología y con el mismo formato hice las dos de Física y Química (2º y 3º de BUP). Todos los años le cambiaba la fecha de la portada, hasta que me di cuenta de que si no la ponía me valía para todos los años, vamos, que no tiene nada que ver con las programaciones y situaciones de aprendizaje actuales. Ni mejor, ni peor que actualmente, simplemente eran otros tiempos.
Si de la labor académica no tenía mucha idea, se pueden imaginar lo que sabía de D. Bosco y María Auxiliadora. Los únicos santos que conocía eran los del Puerto, la Virgen del Carmen, la Dolorosa, Gran Poder de Dios, San Telmo.... Poco a poco me fui dando cuenta de la importancia que tenían en el colegio y en La Orotava. Recuerdo una charla formativa de D. Felipe donde nos entregó una postal de María Auxiliadora, y nos dijo que en grupo la analizáramos y dijéramos lo que veíamos. Me quedé alucinado de todos los comentarios que suscitaba lo que a priori era una simple imagen. Entendí el mensaje y la importancia de María Auxiliadora en la vida del centro.
En el curso escolar 89-90, se incorpora al colegio como director, D. Félix Martín Calderero, persona que recuerdo con mucho agrado, fundamentalmente por dos motivos. El primero fue cuando nos propuso a Francisco Linares y a mi, llevar de manera compartida la Jefatura de Estudios de BUP, sustituyendo a D. Antonio Márquez, que por su enfermedad le imposibilitaba llevar esa labor como él deseaba. Estuvimos así hasta que desapareció BUP. Llegó la ESO, y con D. Pedro Ruz de Director Titular y Pepe Afonso de Director de Centro empecé mi andadura en solitario como Jefe de Estudios de secundaria, donde permanecí unos “cuantos” años. El otro motivo por el cual recuerdo a D. Félix, fue que en uno de sus viajes como director a la península, le dije que si me podía traer una medalla de María Auxiliadora. A los pocos días la tenía colgada en el cuello. Estuvo conmigo más de diez años, corrió maratones, triatlones y también se paseó por el desierto, el Maratón de Sables. Ésta es una carrera de “supervivencia”, tienes que llevar todo encima, desde la ropa a la comida de todos los días que dura la prueba, así como material obligatorio que exige la organización. Fueron unos 350 km divididos en seis etapas durante siete días. Al inicio de la sexta y última etapa, 12 km, estaba en el puesto 24, y por supuesto que había que defenderlo. El vigesimotercero me llevaba unos 2 o 3 minutos, complicado cogerlo, y yo al vigesimoquinto, le llevaba unos 40”. No sabía quién era, lo único que conocía era el dorsal, así que me tocó pelearme por el puesto. Al final le saqué unos dos minutos, y logré el objetivo que perseguía, terminar en la posición número 24, María Auxiliadora.
Estuve cuatro años con el triatlón, y entrenando la natación en la piscina del colegio, perdí la cadena y la medalla con María Auxiliadora. La colocaba en una percha del vestuario y allí se quedó. Lo pasé mal por su pérdida, pero al poco tiempo conseguí otra en una joyería del Puerto, que la mandaron a pedir a la península. Me acompaña a todos lados, y colgada en mi cuello, sigue haciendo deporte.
En este pregón quiero hacer mención a dos salesianos. Al primero ya lo nombré, D. Antonio Márquez, solo tengo buenos recuerdos de él. Como dije anteriormente fue el antecesor de Francisco Linares y mío en la Jefatura de Estudios. No lo pasó bien, principalmente por su enfermedad que le iba deteriorando la vista poco a poco, y también por las expectativas que tenía con sus alumnos. Éstos no cumplían, académicamente no trabajaban sus asignaturas, las Clásicas: Latín y Griego, le dedicaban más tiempo a Literatura, y por eso se enfadaba incluso con la profesora. Durante los recreos, me cogía del brazo y paseábamos caminando por los pasillos del patio central, algunos kilómetros hicimos, teníamos una buena sintonía. Siempre preguntaba por Rita y los niños, me contaba su vida como salesiano y no entendía mucho la manera de cómo iba cambiando la sociedad. A pesar de la perdida de visión, él seguía escribiendo poesías, y publicando libros, la verdad que al menos para mi, complicados de leer. La última vez que lo vi fue en Antequera, en un encuentro de coordinadores de calidad, pregunté por él en la portería y subí a la comunidad, cuando nos encontramos, me preguntó que quién era, le dije “¿qué pasa hermano?”, su respuesta: “Toño”, y seguidamente cómo está la familia. Algunas lágrimas cayeron por ambas partes.
Al segundo salesiano, por su labor con todo lo relacionado con la Virgen, lo conocen mucho mejor ustedes que yo, D. Antonio Jiménez. El pasado 2 de abril hubiera cumplido 93 años de edad. Si alguien se merece un huequito al lado de la Virgen es él, por todo lo que hizo y su dedicación hacia ella. Me tenía en buena estima. En mis tiempos de jefe de estudios, más de una vez me dijo que lo estaba haciendo muy bien. A veces, se encontraba con alumnos en la antesala de la jefatura que habían llegado tarde, me decía: “estos desde que están en infantil son impuntuales”. También recuerdo lo del “saquito” a las profesoras, sobre todo a las nuevas y más jóvenes, me decía “que se pongan algo por encima”. En la Jefatura tenía unas pañoletas por si eran necesarias. Cuando se acercaba el 13 de junio, día de San Antonio, no paraba prácticamente todos los días, de recordarme la preparación del brindis a los profesores. Él siempre se encargaba de los dulces, el resto los otros Antonio’s.
D. Antonio Jiménez fue uno de los salesianos que recogió el testigo de otros tantos, para promocionar y difundir la devoción a María Auxiliadora, especialmente durante el mes de mayo. Recuerdo que me pedía a los alumnos mayores para subir el trono de la Virgen y las pesadas chapas metálicas de la tómbola. Ésta servía para sufragar gastos para la fiesta y es atendida por la Asociación de María Auxiliadora, la cual en un primer momento con D. Modesto como consiliario o delegado, luego con D. Antonio Jiménez, a quién le releva D. José María y actualmente con D. Abel, mantienen el entusiasmo y acrecientan el fervor mariano de los días 24, de la novena y de la fiesta de María Auxiliadora.
En el calendario, el 31 de enero es un día señalado para la familia salesiana, es la festividad de D. Bosco. Te das cuenta de dónde estás y lo que significa para el colegio y para todos, la figura de D. Bosco. Cuando me incorporé al colegio, los compañeros veteranos me dieron un libro con la vida de San Juan Bosco, para que me lo leyera y me lo aprendiera. Me examinarían sobre él en una convivencia, una chuletada en un parque recreativo a principios de curso. Sin embargo, por ser el novato, tuve que limpiar el caldero de las papas, con lo cual el examen pasó a segundo plano. El día de D. Bosco, desde siempre, independientemente de las actividades que se realizan, el objetivo es el mismo, celebrar con el máximo esplendor su festividad.
Avanzan los meses. Pasamos por los carnavales, la Semana Santa, y llega el mes de mayo, el mes de las flores, el de la Virgen, el de María Auxiliadora. Aunque desde hace unos años, también hay que tener en cuenta, precisamente el día de hoy, el 24 de abril, día del pregón y cuando se nombra al pregonero o pregonera del siguiente año, ¿a quién le tocará?
Hasta el día 24 de mayo, es un mes de preparación continua. Hay muchos frentes abiertos y uno de los más complicados es la planificación del Cross Mª Auxiliadora, el Cross de los Cross. Un amplio equipo prepara con mucho entusiasmo el evento, tratando de tener cubiertas todas las posibles incidencias, antes, durante y después del día de la carrera, ese es un día festivo en La Orotava, es el día del Cross de María Auxiliadora. Fechas antes de su celebración, se hace la presentación oficial del evento en el Excmo. Ayuntamiento de La Orotava. Como público suelen acudir los alumnos de 4º ESO, y voy a destacar, que siempre son felicitados por su buen comportamiento en el acto.
Cuando llegué al colegio, en 1985, no tenía ni idea de que se organizaba una carrera. Pepe Santiago, alma mater del evento, junto a Don Evaristo, me comentaba cómo había empezado todo. Por ejemplo los primeros recorridos, que consistía en: salir del colegio, subir la montaña de la Pureza, donde se ponía Juan Manuel Perera con una mesa y una silla a controlar los dorsales, y regresar. Con el tiempo, se ha ido modificando el recorrido hasta el actual, pero siempre con la temida subida de La Marquesa, como fin de fiesta antes de entrar en la concurrida meta. La expectación que tiene a lo largo de todo el recorrido, la participación de vecinos compartiendo agua y fruta con los corredores, la organización, los voluntarios, la cantidad de trofeos… todo ello, califican al Cross de Mª Auxiliadora, como una de los mejores pruebas que se hacen en Canarias. Y lo digo porque en algunas he estado y también conozco a más de un participante que me lo refrenda. Ha sido, y es, el referente para muchos corredores, prueban y se enganchan al atletismo. Es muy habitual, el comentario de que “el año que viene me lo preparo y seguro que le bajo unos cuantos minutos al tiempo que hice”.
Mucha gente implicada en la organización del evento, en meta, en las salidas, en los controles… Entre todos hacemos más grande el cross y en consecuencia, que el nombre de María Auxiliadora, siga en lo más alto del atletismo canario.
Si por un lado se va gestionando la parte deportiva, por otro lado los distintos equipos trabajan para darle forma al programa de actos pastorales y escolares. Entre los pastorales, hay que hacer mención a dos fechas, el día 13 de mayo, festividad de María Mazzarello, religiosa italiana con la cual Don Bosco fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, conocidas también como salesianas. Y la otra, 15 de mayo, San Isidro Labrador, patrono de todos los agricultores del mundo. Se trasladan las imágenes de San Isidro y su esposa, Santa María de la Cabeza, desde la Ermita del Calvario hasta nuestro colegio y comienza la novena en honor a María Auxiliadora. Todos los días se celebra la Eucaristía en la Capilla del colegio, siendo cada una de ellas animada por un grupo, de todos que componen la familia salesiana.
Días antes del 24, se prepara con mucho cariño la Virgen en su trono, y se coloca en el hall del colegio. Muchísima gente pasa a saludarla y a hacer el comentario “¡qué bonita está!”.
En La Orotava hay mucha devoción por la Virgen que llegó a esta localidad en 1949, un año después de asumir la comunidad salesiana la responsabilidad educativa del colegio.
Cuenta Don Guillermo Navarro González en su libro, “Los Salesianos en La Orotava (1948-1998): “El mes de mayo está consagrado para toda la familia salesiana como el mes de María Auxiliadora”. En 1948, el primer director D. Claudio sintió la obligación de implantar en La Orotava la devoción hacia la Virgen. Ese año presidió el altar una imagen de María Auxiliadora, propiedad de Dña. Candelaria González de Chávez, Vda. de Casañas, que con mucho gusto la cedió para ese mes de mayo.
El día 6 de mayo de 1949 llega la estatua de María Auxiliadora, la Virgen de nuestro Colegio. Don Claudio dice a sus alumnos en las “Buenas tardes”: “Ya tenemos Madre. Ha llegado nuestra imagen de María Auxiliadora, la que va a presidir nuestra capilla”.
Se expone en la Sala de Visitas del colegio y el día 10 es llevada al escaparate de D. Antonio Santos, a cuyo nombre había venido desde los talleres de Olot (Girona). El día 24, es trasladada a la parroquia de La Concepción.
El día 26 comienza un Triduo en su honor, y ese mismo día es bendecida la imagen.
El día 29, fue un día cumbre y de gran trascendencia en los anales del Colegio. Terminada la Eucaristía en La Concepción, la imagen de María Auxiliadora es trasladada procesionalmente a la capilla del Colegio, donde permanece hasta hoy, presidiendo el altar mayor como Reina y Señora de la Casa.
En principio la capilla estaba aquí, en el teatro, pero como resultaba incómodo para el público y los alumnos el acceso, Don Claudio vio la necesidad de bajarla a la planta baja, a su ubicación actual, para facilitar la entrada y devoción a María Auxiliadora.
La nueva capilla de estilo neogótico con altar mayor dorado, es bendecida el 28 de enero de 1952, por el Señor Obispo de la Diócesis Don Domingo Pérez Cáceres.
Llega el gran día de María Auxiliadora, la fiesta escolar comienza con una Eucaristía, donde asisten todos los alumnos del centro. Cuando finaliza, para el disfrute de los más pequeños, se celebran juegos en el patio con algún mago, cantante… habitualmente externo al colegio. En Secundaria, tienen lugar las finales de los torneos, que días antes se han ido concretando por medio de eliminatorias en los recreos, y luego concurso de tapas, karaokes…
Los compañeros de primaria desde que yo entré al colegio, lo tienen más fácil, “Olimpiada de Mª Auxiliadora”. Era un día de puertas abiertas, todos los alumnos en la cancha y en la terraza de primaria, muchísimos padres.
Por la tarde se dispone toda la familia salesiana a participar en la solemne Eucaristía, que se celebra en el polideportivo del colegio. Al finalizar comienza el paseo triunfal de la Virgen por la Villa, acompañada por las imágenes de San Juan Bosco con Santo Domingo Savio. Sale la Virgen de su casa y avanza con paso firme por las calles de La Orotava, bajo los sones de la Banda de Música Municipal. Piche, adoquines, cuestas que no terminan, pero continua con su andar regular y muy feliz. Algunas paradas obligatorias y siempre custodiadas por los niños y niñas que han hecho su Primera Comunión, además de toda la familia salesiana.
Paso a paso llega a la iglesia de San Agustín, donde “duerme” desde 2016, después de que la lluvia sorprendiera a la Virgen en plena calle. Para recibirla y darle las buenas noches actúa La Coral del Liceo Taoro.
Ese contratiempo que estropeó la procesión, se convirtió en una nueva y bonita tradición. Al día siguiente, alumnos, profesores y devotos acompañan a la Virgen junto con San Juan Bosco y Santo Domingo Savio, en su regreso a casa.
Avanza y termina el mes de la Virgen, el mes de mayo, otro mes de mayo. Destacar entre los últimos actos la Eucaristía y Homenaje a las Celadoras. El concepto original de este vocablo significa: el que cela, cuida con ansia y fervor. Personas que en la familia salesiana tienen como tarea cuidar y repartir las capillitas con la imagen de la Virgen por los hogares de la Villa.  
Para finalizar este acto, me gustaría hacerlo agradeciendo de nuevo a D. Abel, por la confianza que ha depositado en mí para abrir las Fiestas en honor a María Auxiliadora. A mi amigo Pepe Afonso por sus palabras y sus consejos, y especialmente a mi familia, que me ha apoyado y acompañado siempre. No me puedo olvidar de todos mis directores, personal no docente, compañeros y alumnos, que han hecho posible que haya disfrutado de este colegio durante casi 33 años y que haya conocido a María Auxiliadora y San Juan Bosco, que los llevaré siempre en mi pensamiento y corazón…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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